Capítulo I

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3 de mayo del 2021

      Hoy es un día normal y corriente para cualquier ser humano, o sea, quedarse en casa para evitar el contagio por el coronavirus, pues para mí: no. Son las 7:45 de la mañana y es extremadamente raro que esté despierta antes de las 2:00 de la tarde en tiempo de cuarentena; ¿a qué se debe esto? Pues tengo que ir a un lugar maravilloso,-nótese el sarcasmo- el psicólogo. En estos momentos estoy saliendo del baño envuelta en una toalla, con la cual me seco para ponerme la ropa que tenía encima de la cama, la cual consiste en ropa interior negra y vestido del mismo color, de calzado mis tenis blancos , luego me maquillo de manera no tan extravagante usando base, brillo liso, delineador y máscara de pestaña para resaltar mis ojos color café, me hago un un moño en el cabello para después de eso coger las llaves de mi casa, mi teléfono y decido irme hacia mi destino, ya que debo estar ahí a las ocho y treinta.

A eso de las 8:19 am llegó al hospital, cuando estoy en la recepción lo primero que hago es dirigirme hacia la recepcionista, la cual es una mujer que simula tener unos treinta y cinco años.

- Buenos días, me podría decir cuál es el número de consulta del doctor Morales - le pregunto.
- Es en el cuarto piso, sala B consulta número 7 - me dice sin ni siquiera responder el saludo y sin levantar la cabeza del su teléfono.
- Maldita estúpida - murmuro.

Sigo mi camino hasta el ascensor, pero dice que no funciona, no tengo más opción que subir por las escaleras (vaya día llevo y aun son las ocho de la mañana) al llegar al cuarto piso hay dos puertas la primera dice A y la otra B, abro la segunda, al hacerlo camino hasta la que dice número 7, y toco la puerta de mala gana, ya estoy estresada.

- ¡Pase! - me gritan desde el otro lado de la puerta. Entro miro alrededor y lo primero que veo es que la sala es verde azulada (rarísimo ya que todos sabemos que la mayoría de lugares que tratan con personas con problemas psiquiátricos son blanco) con una estantería llena de libros, en la parte izquierda un juego de muebles de color azul oscuro, a mi lado derecha se encuentra ubicado un escritorio verde opaco con tres sillas, dos desocupadas y la otra ocupada por un señor de unos cuarenta y tantos, con la típica bata blanca, pelado bajito con un color entre rubio y castaño , ojos verdes , se le nota que es atractivo a pesar de llevar el nasobuco puesto.

- Buenas días, siéntese señorita - me dice señalándome una de las sillas vacías, mirando la agenda que tenía arriba de la mesa, seguro buscando mi nombre.

- Buenos días. Soy Roxanna Torres - le contesto ya sentada.

- Bueno señorita Torres, a que se debe su cita.

- Solo Roxanna por favor. Pues hoy estoy aquí ya que últimamente me he estado cuenta que estoy sufriendo de depresión, y lo supuse debido a diversos síntomas, y problemas que he tenido recientemente y me recomendaron que viniera con usted doctor Morales.

- Dígame Mario; bueno pues empecemos. ¿Usted piensa o deduce que debido a diferentes síntomas que ha tenido padece de depresión no? - pregunta y asiento con la cabeza - Le haré un diagnóstico para asegurarnos de que padezca de este trastorno.
- Esta bien, estoy de acuerdo.

- Bueno rellene este formulario, a raíz de sus respuestas sabré que tipo de depresión está presentando, si es que la tiene claro - lastima que tenga nasobuco , debido a que sonríe a la vez que me entrega tres hojas - puede sentarse en aquel sofá, así estará más cómoda.

- Muchas gracias - le contesto parándome de la silla, para ir hacia el juego de muebles.

Tomo asiento, y empiezo a leer lo que pone el dichoso papel, me doy cuenta de que no tengo con que escribir cuando termino de hojear por lo que le pido un bolígrafo a Mario, el cual desinfecto con gel antibacterial antes de comenzar a responder todas las preguntas.

R O X A N N A Donde viven las historias. Descúbrelo ahora