Esa pregunta me dejó bastante confusa. ¿Como no recuerda quien soy? ¿Que clase de broma intenta gastarme? Porque si es así, no tiene ninguna gracia.
—¿Enserio no sa-sabes quien soy?-el tartamudeo era inevitable. El echo de que el despertará y la pregunta que me había formulado era motivo de llanto, sentía en mi de nuevo el comulo de sentimientos, empezaba a acostumbrarme a esa sensación, pero no terminaba de ser agradable, creo que nunca lo sera.
—¿La novia de Vegetta?
Esa pregunta me causó en parte gracia, después de que en estos meses el estuviera más pendiente de mi salud y de mi, todos pensaban que el sentía algo por mi, totalmente falso, el me confesó que era homosexual, y que realmente desdé hacia bastante tiempo sentía algo hacia su mejor amigo. Se lo contó a Nuria y aunque le costara, lo entendió, se ayudaron mutuamente, y por lo que ahora se, ella se fue a España y esta comprometida. Pero, volviendo a la pregunta, un sentimiento de tristeza alcanzo todo mi ser. Me había echado las culpas todos estos meses por lo sucedido, y me echaría las culpas por lo que esta pasando. El había perdido la memoria, había olvidado recuerdos, bastantes recuerdos, ya que por mucha suerte se acuerda de Samuel.
—Yo n-no soy la novia de Samuel.-el tartamudeo seguía presente. Quería salir corriendo, quería irme a llorar en los brazos de Samuel, necesitaba un abrazo. Desearía que esto fuera un mal sueño, una pesadilla. Pero el dolor que sentía me confirmaban que no lo era, que esto era real, que el se había olvidado de mí.
—Oh, pensaba que si, ya que el nunca deja su ropa a nadie.-me miró el torso, tenía puesta una camiseta vieja de Samuel.
Me sentiría igual de confusa si estuviera en su lugar, ya que el nunca dejaba su ropa, el siempre pensaba que acabarían mal paradas en manos de otra persona que no fuera el mismo. Pero la confianza que teníamos y el tiempo juntos, llego al límite de dejarme una camiseta suya para dormir, pero claro, esta tendría que ser una vieja. Esas cosas que tanta odiaría en una persona, es lo que yo amaba de el. Si no fuera así, todo sería un caos en casa, y en la vida, es tan sabio.
—Bu-bueno es que es u-una camisa vieja y..y eso.-seguía tartamudeando como una estúpida. ¿Que pensará de mí? Es como si me estuviera conociendo de nuevo, soy una completa desconocida para él.
Había olvidado todos nuestros momentos, el ya no sentía lo mismo que antes, y ahora sería menos probable que lo sintiera. Mi aspecto no era el mejor para volver loco a alguien y mi estado de animo alegre y amable desapareció meses atrás a uno triste y frío.
Lo mejor en estos casos era irme de la habitación, pero no podía dejarlo solo.
—Ah, claro.-soltó una leve carcajada. Escuchar su risa después de tanto tiempo fue lo que faltaba para que rompiera en llanto.
Me tape la cara con las manos mientras lloraba sin consuelo, me sentía vulnerable ante esta situación no podía hacer nada, no podía recuperarle. Necesitaba que alguien me dijera que esto no era real, que era una de mis estúpidas pesadillas. Pero cuando sentí una mano separando con delicadeza la mía, mis deseos de que esto no fuera real de esfumaron, otra vez.
Ruben agarraba mi mano y me miraba preocupado, su contacto me calmaba pero no lo suficiente.
—¿Porque lloras otra vez? ¿Es por mí?-levante mi mirada del suelo para mirarle a el.
Era obvio que era por el, así que se lo afirme. Su cara de preocupación se mezcló con ternura, y me confundió más de lo que estaba.
—¿Tanto te importo?-levantó su mano libre y la acercó a mi mejilla, una vez cobró contacto con esta, la acarició con delicadeza, logró confudrime más y derretir una pequeña muralla de hielo que se había formado en mi corazón. No entendía porque se mostraba tan tierno si no se acordaba de mí, si me había confundido con la novia de Samu, y me había preguntado quien era. Me alejé del contacto de su mano en mi mejilla, todo esto me empezaba a doler, no soportaría esto mucho tiempo más. Nunca me había sentido tan confusa, era una tortura ver como la persona que amas no se acuerda de ti, y tu si de ella, ver como no recuerda todos esos momentos que tanto marcaron en la relación, y tu tener que recordarlos cada vez que le miras, es una tortura amar sin ser correspondido, cuando antes el amor era mutuo. Tenia ganas de gritarle todos mis sentimientos, tenia ganas de contarle como me he sentido durante estos últimos meses, y tenia ganas de decirle lo mucho que le he echado de menos. Pero antes de que pudiera perder todas las fuerzas gritándole lo que mi corazón sentía, alguien interrumpió en la habitación.
—Rubius...-el mismo acento que me daba ánimos ayer, fue el que me salvó de que me tomarán por loca.
Miguel miraba a su mejor amigo con todo el amor que podría haber en un hermano. El le había echado tanto de menos como yo, muchas veces se quedaba conmigo a dormir junto a él, y era muy buena compañía. Muchas otras me pedía privacidad para hablar con él, aunque el estuviera en ese estado, el lo trataba como si no, siempre se había negado a que estaba así.
—Mangel.-la mayor de las sonrisas se le fomro en la cara a Ruben cuando vio a Miguel.
Y en ese momento me di cuenta que sobraba, así que aunque me costará alejarme de él, caminé hasta la puerta dejándolos solos.
Me encontré con Samu en la sala de espera, estaba solo ya que casi nunca había gente en esta sala. Una vez estuve junto a el, me derrumbe en sus brazos, llorando como una niña pequeña. El me abrazo fuerte, aunque en un principio le hubiera costado el sabia que necesitaba eso. Me acunó en sus brazos mientras lloraba.
No podía soportar esto, esperaba que cuando el despertará fuera todo mejor, yo le hubiera pedido perdón por todo aquello, y le hubiera gritado todo lo que sentía como había deseado hacer en ese momento. Mis esperanzas de que todo estuviera mejor se desvanecían con el viento poco a poco junto con mi felicidad, estaba cayendo en ese vacío que la gente llama depresión, de nuevo sentía que era un barco de papel que se unida en el agua sucia del fregadero. Otra vez empezaba a sentir el frío que ni la temperatura mas caliente podría quitar.
—Escucha Laura.-la pacifica voz de Samuel me causaba algo de calma, pero no conseguía del todo hacerme entrar en calor.-Dale tiempo a todo esto.
—¿Tiempo? ¿No cres que llevó bastante dándole tiempo?.-rodó sus ojos, y pasó de mi comentario para seguir hablando.
—Se que te resulta doloroso que no te reconozca y que nos reconozca a nosotros, pero recuerda que en el accidente se llevó un gran golpe en la cabeza, tal vez aquel golpe le ha causado todo esto. Y por eso, dale tiempo, siendo paciente, y ayuandole a que recupere parte de su memoria, te recordará. No te dejes llevar por todo lo negativo siempre Laura, no quiero que enpeores y acabes más en los huesos de lo que ya éstas.-rodé mis ojos al escuchar ese comentario, sobraba totalmente, pero supongo que le lo recordara hasta que coma.-Siempre hay algo positivo, busca siempre ese puntito blanco en todo un infinito negro, y no te quedes en lo negro ignorando la pequeña luz de la esperanza.
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