SARAH

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-Ayúdame- le cogí fuerte del brazo y comencé a correr como nunca antes había hecho. Por suerte para mi, él corrió conmigo. Pero no duró mucho.

-Para, para- me pidió frenándome en seco en la esquina de un callejón- ¿Qué estas haciendo? Deja de correr y explícame a que viene todo esto- una mirada fría chocó con la mía permitiéndome ver con claridad unos ojos verdes, extrañamente hermosos. No sabía exactamente como explicarle todo lo que había sucedido. Ni siquiera yo lo sabía con exactitud.

-Ayúdame- volví a repetir al borde del colapso.

-Eso, ya lo has dicho. No puedo ayudarte si no me dices el por qué.

Respiré y me sequé una lagrima que se deslizaba lentamente por mi mejilla hasta acabar cerca de mis labios secos.

-Yo...Me he escapado de casa- notaba mi voz entrecortada, en cualquier momento me rompería. Él me miró serio.

-¿Por qué?- preguntó interesado.

-No te incumbe- en parte era cierto.

-Bueno, eso es discutible teniendo en cuenta que una chica la cual no conozco de nada ha interrumpido mis planes llevándome hasta aquí pidiéndome ayuda debido a su gran escapada. No sé...Diría que en parte, si me incumbe. ¿Tú qué dices...?

-Sarah.

-Muy bien Sarah. Dime, ¿Tienes a donde ir?

-No.

-Genial...-parecía molesto.

-Oye, perdón si tenías planes y te los he estropeado- si que lo sentía. Pero aún seguía aturdida.

-Claro que tenía planes, y es evidente que me los has estropeado. Pobres hormigas....-¿Hormigas?

-¿Qué?

-¿Qué de qué?

-Nada.

-En fin, no era esto lo que tenía pensado hacer pero tampoco tengo más opciones, estas aquí y yo también, así que te llevaré a mi casa- dijo cogiéndome del brazo y saliendo de aquel callejón.

-¿Tu casa?

-Si, ¿supongo que sabrás lo qué es después de haberte escapado de una, no?- miré para otro lado y asentí con un leve gesto- Bien. Andando Sarah.

Caminamos durante un largo rato hasta llegar a casa de Marco. Era exactamente como me la imaginaba: pequeña, desordenada, llena de trastos viejos, libros tirados, hojas llenas de escrituras, cuadros y fotos. Muchas fotos. Me fijé en un reloj plateado encima de una mesita. Intenté no prestar mucha atención al sofá mugriento que desprendía un olor nauseabundo. "Todo esto es mil veces mejor de lo que tenías antes Sarah" Me convencí a mi misma. Era inevitable no recordar todo lo que había pasado veinticuatro horas atrás. Cada cinco minutos me venía aquella imagen a la cabeza. No quería recordarla pero lo hacía. Estaba, inevitablemente atada al pasado. A los recuerdos. Principalmente los malos. No recuerdo haber tenido un recuerdo feliz. Quizás una vez si tuve alguno, ¿no?...Todos tenemos momentos felices que nos hacen sonreír. Es raro, hacía demasiado tiempo ya que mis labios no se curvaban en una sonrisa. ¿Cómo era el sonido de mi risa?....Un ruido enorme me hizo volver a la realidad de un golpe. Marco se había tropezado con un vaso de cristal.

-Mierda, que dolor- se levantó rápidamente para coger un escobón y un recogedor para limpiar aquel desastre.

-Mmm¿Necesitas ayuda?- pregunté con la esperanza de que dijera que si.

-No, no, déjalo ya lo hago yo. Soy muy despistado ¿Sabes? Siempre me tropiezo con todo- me di cuenta de que estaba en lo cierto. Terminó de recogerlo todo y me invitó a sentarme en aquel sofá. En otras condiciones me negaría rotundamente a sentarme ahí. Pero estaba agotada y aquella silla de tres patas no parecía muy estable, así que no había mas opciones.-¿De dónde eres, Sarah?-preguntó intrigado.

-Bueno, nací en Manchester, pero ahora estoy aquí, en Londres. ¿Y tú?

-No me he movido de Londres en veinte años- me miro fijamente. De nuevo esos ojos verdes-¿Qué se te ha perdido en Londres?

-Nada, tan solo quería escapar-dije mirando una antigua fotografía situada en la mesa.

-¿De quien?-frunció el ceño y bebió agua.

-De mi pasado- sonreí con tristeza mirándole. El asintió encendiendo un cigarrillo. Me ofreció. Negué.

-¿Así que tu también huyes de eso? Bueno, he de decir que me satisface no ser el único que aún no ha superado el pasado- Fruncí el ceño y le miré.

-Y-Yo...-tartamudeé.

-Tranquila, esta bien recordar el pasado. Aunque sea malo. Tan solo, no te encariñes mucho con él. Con el tiempo, acabaremos superándolo- dijo soltando una ruidosa carcajada sarcástica.

-Yo quiero superarlo ahora Marco, no en mil años-le llevaba mirando un buen rato, observando todas sus facciones, detenidamente.

- Eso no depende de mi. ¿Te apetece comer algo?- preguntó cambiando de tema. Quería decir que no, pero estaba hambrienta.

-Si, estaría bien-se levantó en dirección a la cocina dedicándome antes una sonrisa ladina. Me quedé pensando en lo mucho que había cambiado mi vida en cuestiones de segundos. Un día estaba escapando de casa y al otro me encontraba en la humilde morada de un chico. Es curioso, sin embargo, el placer que me invade cada vez que pienso que no volveré a pasar un solo día mas en ese lugar. Con mi familia. No pude evitar soltar una pequeña risa al recordar todo lo sucedido. Marco volvió con una bandeja grande con un sándwich de jamón y un vaso de leche -Aquí tienes. Buenas noches, Sarah. Si necesitas algo, estaré arriba-Y sin mas se retiró.

-Buenas noches, Marco- una amplia sonrisa falsa iluminó mi rostro-Buenas noches-Pero para entonces él ya se había ido, cerrando la puerta. Dejándome sola. Pase un buen rato pensando. Pensando en como hubiese acabado todo si no hubiera cogido el brazo de Marco el día anterior. Pensando en lo que hubiese pasado si no hubiera escapado de casa. Pensando...simplemente pensando. ¿Debería huir de nuevo? No, no. Ahora empezaría una nueva etapa, una nueva vida...Con él.

Al día siguiente, Marco se llevó una sorpresa inesperada, al otro lado de la cama.

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⏰ Última actualización: Aug 31, 2021 ⏰

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