Meditación innecesaria.

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  • Dedicado a Saori Tzuc
                                    

El Doctor Rivers me empieza a preocupar. Esa maldita idea suya de transcender su mente para llegar a un estado de psique nunca antes documentado, lo está llevando a la locura. Y no es el único.

Ama su trabajo. Es cierto. Pero esto es demasiado. 

Se ha pasado varios días sin comer.

Solo bebe agua, duerme un par de horas y vuelve a la misma posición extraña de siempre. 

Se sienta en una alfombra a la que la ha puesto una tapa roscas puntiagudas. Es obvio que lo hace para que su concentración sea más elevada.

¡Maldita sea!, ¿por qué este viejo psicólogo hace estas cosas incomprensibles?

Le he preguntado la razón, pero nunca responde. Va al baño y bebe agua. Es lo único. No hace ruido, no come, no sale, ¡Vamos!, es un milagro que siga respirando.

Acercarse a él, hace que se persiga su olor fétido y repugnante. Demasiado hediondo para soportarlo. 

He estado ya varios días viéndolo constantemente. 

Antes de entrar en este "trance", me pidió como su pupilo de confianza, que lo vigilará si algo salía relativamente mal. No ha pasado nada interesante, solo que no habla y no dirija la mirada a nadie.

Este experimento me está estresando y ni siquiera se para que es.

Está mañana iba tranquila. El doctor Rivers se encontraba en ese "trance" suyo. Nada relevante. 

Seguí tomando apuntes como siempre y de vez en cuando le tomaba los signos vitales al doctor.

Todo estaba normal hasta que de repente la nariz del doctor empezó a sangrar. Me exalté en aquel momento. Veía insólito al profesor. Era tan extraño mirarlo. Reaccioné y sacudí al maestro para que saliera de ese trance que le destrozaba el alma. No respondía. Parecía que meditaba aún más profundo. La sangre escurría en el suelo, pero pareciera que al doctor no le interesaba. Me había resignado. Estaba a punto de llamar a un médico cuando, de la nada, el doctor reaccionó y dijo entre gritos ensordecedores;

-¡Lo logré! Finalmente lo hice- colgué el celular. Lo veía extrañado. Me dirigió la palabra;

-George. Apunta: Llegué a lo que muchos psicólogos llamamos la opus máximum memorándum. Transcendí la mente. ¡Aristóteles se queda corto en su idea del universo y como es este en realidad!

La extrañeza del universo es increíble. 

Mucho antes que nosotros, existían estos seres. Al parecer eran parte de las estrellas, pero dejaron de formar parte de ellas por mero capricho. Ahora solo esperan a que sean presenciadas para tratar de unirse de nuevo a las estrellas. Algunos los llaman Tupas.

-Veía extrañado al profesor. Parecía perdido en un extraño delirio. Sus ojos se veían como si no tuvieran la vista en una sola dirección, la sangre de su nariz, paró de sangrar, pero se veía asquerosa pues esta empezaba a coagular. 

Seguía apuntando lo que decía, cuando recordé lo que dijo: "Tulpa". 

En la biblioteca leí acerca de esto. El fenómeno Tulpa ocurre cuando la mente se sugestiona a sí misma y empieza a crear seres inexistentes que van más allá del propio consiente de la persona. Y, ya que no se conoce con exactitud el inconsciente de cada persona y como esta se sugestiona, este fenómeno puede afectar severamente la mente de una persona. Sin embargo, muy pocas personas logran crear a estos "seres",. Solo unos cuantos budistas y personas con una concentración elevada lo logran. Obviamente no son reales. Pero es un fenómeno muy complejo que puede hacer papilla la mente de una persona incluso si esta está preparada para esto. Pero, ¿de qué rayos hablaba el doctor?, ¿de Tulpas?

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⏰ Última actualización: Mar 18, 2015 ⏰

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