12 → final

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La noche antes de que partiera permanecí despierta a su lado

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La noche antes de que partiera permanecí despierta a su lado.

Leímos un libro entero juntas. Le gustó mucho al parecer, porque su sonrisa se ensanchaba con felicidad ante cada frase que le parecía bonita. Me miraba y yo no podía evitar sonreírle de vuelta, porque su sonrisa era la más hermosa de todas.

Bueno, en realidad, Jennie era la mujer más hermosa que yo haya visto. Me gustaba cómo sus ojos se cerraban y sus mejillas se elevaban cada vez que sonreía, y su sonrisa, era peculiar y perfecta, era como todo lo que el mundo entero necesita para sanar. Su risa me hacía reír, y su expresión de seriedad me permitía apreciarla mejor. Jennie era perfecta.

Y me daban ganas de llorar cada vez que la veía sonreír. Porque la vida estaba siendo una perra al negarle el derecho de ser feliz a alguien tan perfecta como ella.

¿Qué culpa había en ella? Ella solo encontró refugio en mí, se encontró a salvo conmigo, no era su culpa, no era la mía.

Jennie jamás hizo algo malo y si lo hizo sus intenciones no fueron esas, ella jamás hirió, ella jamás exigió, jamás reclamó, jamás insultó, jamás se quejó de la vida, porque no podía, por lo que fuera... Ella jamás fue como todos los demás, y eso la hacía especial.

Cada vez que me miraba a los ojos podía sentir una llamada de auxilio, como si Jennie intentara decirme algo que no era capaz de expresar. Había en su corazón toda una vida de ilusiones y planes a mi lado, pero su mente la tenía prisionera, incapacitada para hacerlos realidad.

Y me sentía una basura, porque yo estaba planeando abandonarla para vivir mi vida. Tenía la sensación de que me encogía y crecía al mismo tiempo, de no caber en mi propio cuerpo.

Ella se despeñaría, como decía su libro; igual que una alpinista a la que acabaran de quitar la pared montañosa, el punto de apoyo al que se aferraba para no perder pie. Con las uñas clavadas al hielo, se puede sufrir y pensar, incluso morir de frío, pero se sigue viva, pues la esperanza aún se subleva.

Surge la noche en pleno día, en plena cara, y ya nunca nada será como antes.

Esa noche que surgió en pleno día, dejé que Jennie descansara sobre mi pecho nuevamente, porque le gustaba escuchar el latido de un corazón.

Dejé que sus manos tomaran las mías como si supiera que al siguiente día ya no me tendría, deje que se escondiera conmigo debajo de las cobijas, la dejé amarme en silencio. 

 

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Latidos 리니 - 𝐉𝐧𝐤 - 𝐋𝐥𝐦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora