“Se arrastran los espíritus por debajo de tu cama… no puedes hacer nada para evitar lo inminente.”
[.]
Coraline se va a la cama, pero no duerme, ha dejado de dormir hace mucho tiempo porque cada vez que cierra los ojos puede escuchar el sonido de uñas golpeando la ventana o caminando por el piso la hacen mantenerse alerta, la puerta secreta no vuelve a abrirse. Esta sellada con cemento y hay una estantería pesada cubriendo la entrada de madres arañas espeluznantes que quieren cocerle botones en los ojos y comer su alma. Está a salvo.
El pozo esta sellado con cosas pesadas, pegamento y cinta adhesiva, era imposible que algo volviera a salir de allí ese pozo era inhumanamente profundo a veces pensaba que no había fondo. A sus padres se les ha derretido la nieve y a como esta se va, los recuerdos de su prisión con la Beldam se derriten como la misma y se disuelve como si nada hubiera pasado, todavía son aburridos, frustrantes y egocéntricos, y eso estaba bien porque eso significa que son reales.
Mamá no era una araña de metal con forma humana que le sonreía de forma dulce, que le hablaba con falsa dulzura y preocupación que deseaba de forma desesperada cocerle botones en los ojos y así comer su alma o algo peor. Mamá era una mujer gruñona, sarcástica y de sonrisa humana con piel cálida que no deseaba comérsela, quien rodaba los ojos por sus quejas y que su voz no era ni por asomo lo catalogado dulce además de odiar el barro.
Papá no era un hombre vibrante de ojos de botón que cantaría a todo pulmón una canción de ella, no tenia sandalias naranjas ni un buen sentido del humor, como tampoco tenia piel bronceada o energía de más. Papá era de voz algo aburrida y que cocinaba horrible, un hombre con más paciencia que su mamá pero que enloquecía al ver su trabajo perderse, era aburrido, gruñón y gris. Era real.
Eran reales. Ambos lo eran.
[.]
Para un niño normal ver que sus padres no están peleando debería ser una buena noticia, pero no todos los niños se enfrentan a un monstruo de 3 metros en forma de araña que podía crear marionetas de sus conocidos y que te daba amor esperando a asesinarte. Así que si, Coraline Jones no podía evitar sentirse desconfiada al ya no escuchar peleas entre sus padres, incluso cuando pensaba que no estaba escuchándolos ambos peleaban mucho.
La lluvia caía, los relámpagos surcaban las nubes y en la oscuridad de su cuarto la niña abrazaba al gato negro que había llegado hace poco, los temblores de su cuerpo y las náuseas solo parecían querer crecer y la peliazul ya se sentía demasiado indefensa.
El gato era lo único que la mantenía segura de que todo estaba bien. Que estaba a salvo, y que las personas de abajo no eran impostores.
[.]
Dos meses…
Solo habían pasado dos putos meses desde lo que paso.
Estaba a salvo. Beldam estaba encerrada, la puerta cerrada y la llave en un pozo sin fondo alguno.
Así que, ¿Por qué?...
¿Por qué no podía evitar asustarse al ver muñecas de botón en los escaparates de las tiendas que visitaba?
¿Por qué se seguía sintiendo atrapada en su propio cuarto?
Y más importante, ¿Por qué aun soñaba con la Beldam?
No eran pocas las veces que al cerrar los ojos la veía, fuera como su madre o en su forma de araña estaba allí. Por todos los cielos, incluso estaba segura de tener aracnofobia severa.
[.]
Algo andaba mal, era difícil de explicar, pero prestando más atención pudo notar un nuevo patrón en sus padres, podría ser que estaba demasiado distraída para notarlo, pero cada vez que estaba con Wybie sentía la mirada de uno o ambos sobre ella.
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In crescendo
FanfictionPorque realmente no puede creer que ella pudo vencer a la otra madre, y no puede creer que viva para contarlo.