El bosque

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IHAREN

Donde yo vivo tenemos un gran pantano. No es un lago donde poder bañarse en días de calor. Simplemente es un embalse que recoge agua durante los meses de lluvia y la proporciona en los meses de sequía.

Sin embargo sus alrededores son un lugar estupendo para pasear por la naturaleza. A sólo diez minutos de la gran urbe se encuentra el bosque.

Normalmente no disfruto yendo sola por este paraje. Me gusta conversar. Pero hoy el silencio me agrada. Salí pronto de casa para poder disfrutar sin todos los viandantes que por aquí circulan.

Todavía hace fresco. El sol no ha hecho más que salir pero el cielo claro augura un caluroso día.

Camino por el paseo a la orilla del pantano hasta llegar a un pequeño puente que acorta el camino en un saliente de agua. Sin embargo no voy por allí. Continuo andando hasta que oigo una vocecilla que juraría ha dicho mi nombre.

Escudriño el bosque. Posiblemente habrá sido el viento. No avanzo mucho hasta que la vuelvo a escuchar. Esta vez con un tono más insistente.

Veo a mi derecha un senderillo que se adentra en el bosque y decido aventurarme por allí. Nada mejor tengo por hacer.

Entonces dos cosas suceden. Caigo de bruces tropezando con una raíz del suelo mientras una chica extrañamente familiar aparece de detrás de un árbol. La miró confundida mientras me levanto. Ni siquiera se ha molestado en ayudarme. Su rostro refleja angustia.

- Hola- saludo.

Su expresión cambia al instante. La angustia da paso a la sorpresa y después al nerviosismo. Abre la boca para decir algo pero acto seguido la cierra.

- Tu madre. ¿Esta bien? - sus palabras me desconciertan.

- Perdona, ¿Nos conocemos?

Ella me mira fijamente un instante pero no responde. Algo me dice que debo responder primero a su pregunta.

- Mi madre está durmiendo en casa. Ayer tuvo turno de noche.

-¿La has visto? - otra pregunta mientras la mía sigue sin respuesta.

- No, salí está mañana sin despedirme.

- Debes volver. La están buscando y no tardarán en dar con ella. Si es que no lo ha  hecho ya. - hace una pausa - Tu madre y yo somos amigas pero no puedo encubrirla mucho más.

Dicho eso se da la vuelta y desaparece detrás de un árbol. Trato de seguirla. No entiendo nada. Pero la chica se ha esfumado.

Entonces recapacito. No puede ser. Siento una tremenda necesidad de echarme a llorar.

Hace años me diagnosticaron esquizofrenia. Yo apenas lo recuerdo. Sin embargo hace unos meses me dijeron que no tenía que tomar ya más medicación por una contraindicación que me estaba afectando a nivel celular.

¿Y si todo esto no es más que producto de mi mente?

Siento un regusto amargo en la boca. No tengo ganas de pasear. Iré hasta casa. Al menos debo comprobar que mi madre está bien. Alucinación o no, no hará daño volver a casa.

Cojo el teléfono nada mas salir del bosque. Tengo cobertura. Llamo a mi madre repetidas veces. todas ellas sin respuesta. Puede que lo tenga en silencio.

Estoy en la puerta antes de pararme a considerar lo ocurrido. Giro la llave y dudo dos segundos antes de entrar y llamar a mi madre. A estas horas estará desayunando. No obtengo respuesta pero tampoco me altero. Puede que simplemente este durmiendo o incluso en el baño.

Voy a su habitación y veo la cama hecha y su móvil encima de la cómoda. Todo parece en orden si no fuera porque allá donde ella va se lleva su teléfono y porque un papel de color amarillo chillón descansa encima del edredón.

Esperaba que estuvieras en casa. He tenido que irme. PD: no confíes en cualquiera.

Los cinco reinosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora