XXVII una misión en la oscura oscuridad

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Íbamos camino a la misión, el demonio a quien teníamos que matar era fuerte y según el cuervo era horroroso y se raptaba niños pequeños, de preferencia recién nacidos, hasta que se descubrió que era un demonio la ciudad ya no tenia generaciones después que adultos poblaban toda la pequeña ciudad y nos dirigimos a la curiosa isla. No quería usar mis poderes ya que cuando los usaba demaciado me desmayaba o se me entumecian las manos... ya no era como antes... No obstante Tomioka lo comprendió y nos fuimos en un tren.

-¿por que quisiste que fuera tu novia?- pregunté sentandome en un asiento libre en el bagón.

-por que te amo- respondio seriamente Tomioka.

- eso ya lo sé- repondí seria y sonriendo maléficamente -no tiene que ver con tu pasado ¿verdad?

El me miro desconcertado y sorprendido y despues de medio rato, agregó.

-me recuerdas a Sabito y a Makomo... y ...

-no digas mas, se que es duro para ti, lo siento mucho si incomodé -lo interrumpí

Despues continuamos sin hablar todo el viaje hasta que llegamos; la ciudad era pequeña pero era mas grande que un pueblo normal, al bajar de la estación comprobamos que la mayoria de la población eran adultos y habia escasos niños. Estaba anocheciendo, y la luna lucia luminosa como como un disco iluminado. Las calles estaban desiertas, caminábamos por los oscuros caminos, parecia que no había ni una alma en aquella ciudad, no hablábamos y nos comunicábamos con señas. La mayoría de las  personas nos ignoraban y pasaban de largo, los mas viejos, nos reconocian pero se limitaban a hablarnos a causa de nuestra seriedad y silencio. Las casas eran grandes y altas, y la mayoría con adornos rojos o dorados. 

No era muy concurrente que nos encontraramos con tiendas comerciales, mas que para surtir el escaso alimento, las fabricas estaban en el centro y en las afueras yacian edificios no tan altos. La ciudad se situaba en medio de grandes cerros y montañas, unicamente existia un pueblo barquero en la costa donde pescaban grandes peces.

Cuando de repente nos encontramos con una vagabunda en la calle quien justamente se nos acerco discretamente y nos dijo que habia perdido a su hija, quien habia puesto por nombre Umaru y que habia buscado por toda la ciudad y no la habia encontrado, tambien que sus compañeros y amigos habían desaparecido de 3 en 3 hasta que la escuela completa quedo vacia; por la angustia de los padres que no querian que sus hijos se esfumaran dejaron de llevar a sus hijos a esta pero aun así seguían desapareciendo, le dimos las gracias por la información y nos retiramos; la señora parecia no haber dormido y aparentaba la figura de un zombie, estaba frustrada por no encontrar a su querida hija Umaru.

-¿crees que sea un demonio o varios demonios?- pregunte caminando hacia una fabrica de ropa.

-los demonios no trabajan juntos, lo viste en la Selección Final, compiten entre ellos para comerte.

- es cierto, pero no nos ha tocado un demonio que se multiplique, tal vez esta sea una ocación especial.

- hay diferentes clases de demonios mientras se van comiendo a los humanos, talvez tengas razón, si es que ha comido una escuela entera.

-¡¡AYUDAAAA!!, ¡¡QUE ALGUIEN ME AYUDE!!

Era la voz de una niña a lo lejos que retumbaba en las calles, los dos nos miramos y asentimos, tomamos nuestras katanas y las sacamos fuera de la vaina, hacia mucho viento y era helado, muy frío como si viniera de los polos del planeta, nuestros haori se levantaban al movimiento tanto del aire como el movimiento corporal; la luz de la luna alumbraba nuestros rostros y las calles vacías, hasta que nos habíamos acostumbrados a la luz de la penumbra.

Lejos de tí Zenitsu (T/N x Zenitsu) cazadores de demonios y corazonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora