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Jimin salió de la habitación de Jeon vistiendo la misma ropa con la que había llegado hace unas horas. Por otro lado, Jungkook estaba preparándose para rendir su examen en línea.
—Todo saldrá bien, Jungkookie— dijo acercándose para besarlo nuevamente.
—Eso espero... ¿Ya te vas?
—Si, ¿por?
—Llámame cuando estés listo para ir por tí, ¿bueno?— el pelinegro sonrió y se puso de pie.
—Bueno— respondió con mejillas rosadas y sonrisa de oreja a oreja —Adiós, bebé— dijo tomando sus llaves para dirigirse a la puerta.
Jungkook observó por unos segundos al rubio y corrió hacia él antes de que este abriera la puerta por completo.
—¡Jimin! ¡Espera!
—¿Qué pasa?— preguntó girando sus talones hacia él.
—Olvidaste algo...
No otra vez.
—Estoy seguro que tengo mis llaves conm....
Jeon se acercó a él para tomarlo en brazos y darle un apasionado beso. Jungkook acarició al rubio con delicadeza y al terminar, depositó un tierno beso en la nariz.
—Olvidabas nuestro beso... ahora sí, puedes irte.
No lo puedo creer.
Las mejillas de Jimin ardían, y el rojo no se quería ir. Menos cuando la persona que siempre esperó que lo besara, lo haya sorprendido de esa manera.
—Estás loco, ¿sabes?— sonrió caminando hacia la puerta —Pero me gustas...
—Y tú me gustas a mí.
—¿Jimin?
—¿Si?
—Siempre fuiste tú... Desde el comienzo, siempre fuiste tú.
Por primera vez en la vida, ambos sienten que sus corazones fueron correspondidos. Se querían, se adoraban, y siempre lo supieron, solo que uno se dio cuenta antes que el otro.
—Jungkook... siempre fuiste tú, hoy, mañana y siempre— dijo antes de salir por la puerta, para luego volver y comenzar su nueva vida con el que siempre fue el amor de su vida.
