Pensamientos confusos

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°Narra Marinette°

Habían pasado casi dos meses desde nuestra "pequeña" revelación. He de decir que me sorprendió demasiado el hecho de que el chico que me encanta desde hace tanto, quién es carismático, sociable, empático y encantador sea el mismo gato atrevido, despreocupado y pícaro con el que combato los akumas.

Ahora me encontraba analizando la situación. Es decir, un mes y medio atrás, Adrien me pidió ser su novia, y yo por supuesto accedí, emocionada.

Literalmente ese día no pude dormir, estuve dándole vueltas a todos los acontecimientos ocurridos; su confesión, su identidad heroica, nuestra relación...

-¿Marinette, en que piensas?- al hacerme dicha pregunta, Tikki me sacó de mis pensamientos.

-¡Ah! No, nada, solo cosas mías, no tiene verdadera importancia.

Nos encontrábamos en mi habitación.
Eran las 22:43 pm, por lo que yo estaba lista para olvidarme de todo por unas horas y dormir. Ya traía puesta mi pijama blanco con detalles rosas, cómodo y fresco, perfecto para la estación del momento.
Me aseguré de tener todo listo para la escuela del día siguiente, como los deberes y los libros de las asignaturas correspondientes dentro de la mochila.

Me metí en mi cama y me tapé con una fina manta. Tikki se acomodó a un lado de la cama, y se dispuso a cerrar los ojos. Yo opté por seguir sus pasos, y cerré mis ojos, aún sin poder olvidar todo a lo que había estado dándole vueltas minutos antes.

•••••••••••

Un ruido molesto atormentó mis pobres oídos durante al menos 8 o 9 minutos. Me pareció distinguir que iba acompañado de una aguda voz. No comprendía bien que decía dicha voz, pero en ese momento abrí los ojos y..

-¡MARINETTE! ¡Por fin! Hasta que despiertas...- oí gritar a Tikki, diciendo esto último con un tono más bajo.
-mmmmm... q-que? Tikki...- murmuré, casi sin vocalizar. Reaccioné en seguida al ver la hora que era. 7:36 am. Tenía que apresurarme si no quería llegar tarde al instituto, como siempre, pero esta vez tampoco era tan tarde, como me había pasado otras veces. Claro, antes de tener a Tikki.

Entonces, me levanté rápido y me puse mi vestimenta habitual. Me peiné, desayuné, me lavé los dientes y dejé la ducha para después de la escuela, ya que si me duchaba no llegaría a tiempo.

Al salir de la panadería de mis padres, no sin antes darle un beso a cada uno y despedirme, pude observar a Alya esperándome impaciente. Ella ya estaba acostumbrada a mis tardanzas, al igual que yo. Me conoce mejor que yo misma, siendo sincera.

-Chica, no sé como lo haces, pero piénsalo... vives al lado de la escuela, es imposible que llegues tarde la mayoría de las veces.- me soltó Alya. En verdad tenía razón, pero ni yo misma sé como lo hago.

-Gracias por recordármelo, Alya. Y mejor no me hables de pensar... prefiero no pensar en nada importante ahora mismo.- respondí.

Alya se quedó algo extrañada.

-¿Hay algo que no me hayas contado?- dijo sin más.
-A decir verdad sí, pero lo más seguro es que algunas cosas las descubrirás tú en menos de una semana, te lo garantizo.- llegué a decir. Me sorprendió lo que dije, básicamente porque yo soy más de negar aquellas preguntas que prefiero no contestar con la verdad, o mejor dejar la respuesta para horas después, por ejemplo.

-En fin, espero que tú me llegues a contar algo, antes de que me entere por otros medios.- dijo mirándome fijamente. Notaba sus grandes ojos marrones sobre los míos. En realidad no era incómodo. - Pero tranquila, no te forzaré.

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⏰ Última actualización: Sep 01, 2021 ⏰

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