Él solo quería sentirse bien, sentir que todo acababa. Estaba tan abrumado por los problemas de pareja y de casa de sus padres. Había escuchado a una de estas señoritas en la tele el día anterior que todo comienza desde el interior de cada persona, pero, lo único que tenía en su interior era una erección de buenos días.
Antes de lavarse los dientes y la cara se acarició su cabello y al verlo tan despeinado y libre solo pensó "hay que costar esas ALAS".
Lo hizo, cortó cada cabello, cada rulo que caía sobre su cara, en cada corte se iba una lágrima, cada mechón que llegaba tocando al suelo se escuchaba un quejido de resignación. Aquella aura angelical y risueña desapareció. Solo quedaba fruncir el ceño a los buenos días amorosos de los que amaba.
A todas estas no se sintió feliz.
Solo se fue su felicidad, su armonía.
Si tan solo no tuviera 23, tal vez menos...
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El tiempo pasa como crece el cabello.
Historical FictionAgonía de la transición de joven a adulto.