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"Des, ¿Quieres..?" Joan vio como su hermano ajustaba sus auriculares bajo su gorra de lana "No quieres"

El pelinegro miró a su hermano y levantó una ceja.

"Pensaba ir a las piscinas, pero creo que tienes otros planes"

"Quiero ir a las rampas" señaló con las manos. El castaño vió las ojeras bajo los ojos de su hermano y las esquinas de estos enrojecidas.

"¿Puedo ir contigo?" El menor lo miró extrañado pero finalmente levantó los hombros.

Pasaron tres días en los que Alex no salió de su habitación, no le dirigió la palabra a sus padres y estaba especialmente enojado con su papá.

"¿Y tus clases?" Preguntó.

"Nadie morirá por un día que falte" el castaño cursaba el segundo año de derecho, aquella carrera que su madre había dejado inconclusa.

"Bueno" Joan alisto sus cosas y siguió a su hermano luego de enviar un mensaje a su compañero de clases.

'Cúbreme' fue lo que escribió. El alfa mayor había obtenido una beca debido a su excelente desempeño en los deportes, sin embargo su hermano no corrió con la misma suerte ya que su afición no era considerada en esa universidad. Joan no podía faltar, pero sentía que si se alejaba de Alex luego podría arrepentirse.

Ambos salieron con destino a la ciudad, el castaño no entiendía cuál era el gusto por subir a un bus por cuarenta minutos solo para deslizarse por un pedazo de concreto, pero ese día se propuso a descubrirlo.

Alex usaba unos cascos sobre sus auriculares con los que, muy de vez en cuando, intentaba oír algo de música. Aunque la mayoría del tiempo no pasaba de alguna melodía instrumental ya que las palabras rápidas no lograba entender y lo llegaban a marear.

Cuando por fin llegaron, el pelinegro indicó a su hermano el camino para llegar al enorme complejo que reunía a gran cantidad de jóvenes.

"Somos de los más grandes, hay muchos niños" señaló a Joan "no vayas a comportarte como el estirado de papá"

El castaño sonrió y asintió antes de seguirlo.

Al llegar, se sorprendió al ver la cantidad de amigos que había hecho su hermano en ese lugar. Aunque los saludos no pasaban de un golpe de manos y un toque en el hombro, las sonrisas sobraban para notar lo querido que era el alfa menor.

"¡Hey! Alex" Como siempre, no le respondió hasta que sintió la mano del menor en su hombro.

Alex levantó las cejas y sonrió a modo de saludo.

"Practiqué lo que me enseñaste" dijo lento y muy fuerte, provocando un risa en Joan.

"Oye, amm.. hola.. soy el hermano de Alex, su mellizo de hecho.." Elliot paseó sus ojos entre los dos alfas y apretó los labios divertido.

"Ya, y yo soy omega" dijo sarcástico.

"¿Qué?" Rodó los ojos "Soy su hermano y puedo asegurarte que no debes hablarme como si fuera un bebé que está aprendiendo a reconocer palabras"

"Yo no hago eso"

"Claro que sí" bufó el castaño "Alex tiende a bajar el volumen de sus auriculares cuando está fuera de casa porque muchos ruidos juntos lo marean"

"¿Eh?"

"No es tan difícil de entender" Rodó los ojos "si tú y yo le hablamos al mismo tiempo no nos entenderá. Ahora imagina todo el ruido de la ciudad" Elliot asintió "por eso es que no suele oírte, pero sabe leer los labios"

Enséñame en silencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora