Capítulo 2

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La decisión

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Sakura llegó corriendo a su cuarto. ¡No pensó jamás que la obligarían a casarse! Cuando eran niños, Kaito, su hermano y  ella habían sido inseparables, habían compartido juegos y escondites; e incluso su padre había aceptado que aprendiesen juntos a tocar los diferentes instrumentos musicales... pero de eso... ¿a matrimonio? ¡Era imposible! La princesa nunca había visto a Kaito con otros ojos que no fuesen de amiga. Claro, no podía negar que el joven era muy hábil con la espada, su porte de todo un guerrero y poseedor de impresionantes ojos azules que para cualquier muchachita sería un atractivo peculiar.

Pero no para ella. No podía lidiar con su presuntuosidad ni su arrogancia.

Corrió por los pasillos del palacio desesperada y devastada, preguntándose una y otra vez el porqué de su mala suerte. Sentía que su alma la había abandonado, seguro había salido huyendo y se encontraba perdida en algún laberinto sin salida, o arrinconada al pie de un precipicio, lista para saltar a un río caudaloso y sin fin.

En los ojos café de su padre pudo vislumbrar el dolor que sentía él por tomar esta decisión tan drástica e invasiva. A ella nadie le había preguntado nada, no habían pedido su consentimiento, ni siquiera sabían qué era lo que ella quería hacer, ¿por qué entonces todos tomaban su vida como si fuera una mercancía? ¿por qué les pertenecía a todos menos a ella? «¡Qué rabia!» , se decía cada segundo.

Se tiró a su futón de seda, tras las cortinas blancas; al menos, la transparencia le permitía unos milímetros de intimidad para estar abrazada a su soledad y poder digerir aquella información, pero era insuficiente. Se encontraba rodeada de todas sus damas y a pesar de tratarlas como si fueran grandes amigas, existía el dolor de un corazón que necesitaba gritar en silencio...

Con la poca fuerza que le quedaba, agarró la tinta y un pedazo de pergamino. Escribió un breve mensaje con una caligrafía que no era la suya y cuando terminó, lo enrolló y lo ató con un hilo verde.

—Naoko, tienes que llevar esta nota, por favor —le pidió a una de sus damas quién entendió a la perfección para quién iba dirigida tal misiva.

—Chiharu —llamó a su otra dama, una jovencita de larga melena castaña—, ¿podrías prepararme el Kachie?

La mujer asintió con una ligera mueca de preocupación. De inmediato se dirigió a sus asistentes y les solicitó salir del recinto con la excusa de buscar astromelias frescas para aromatizar las cálidas noches de la princesa. Ella en cambio, se retiró hacia el ambiente continuo para preparar la vestimenta.

Cuando Naoko se encontraba en el umbral de la puerta, la esmeralda agregó:

—Y por favor pídele a Maese Hikari otro frasco, de lo mismo que me dio la otra noche.

—Pero, princesa...

—No —detuvo su objeción—. Lo necesito —afirmó con un susurro.

Durante las largas caminatas por el Gran Palacio, Sakura prefería pasar las tardes en el templo Shingo-in. Su jardín tenía dafnes de dos metros de altura y unas hermosas azaleas blancas que perfumaban el ambiente primaveral de Kioto. En invierno, el espectáculo era mucho mejor porque los finos rayos del sol que lograban filtrarse, hacían relucir de un caoba cobrizo a la madera y azulejos del techo.

Pero Sakura no sólo iba hasta allí por el jardín o cuestiones religiosas, sino porque podía escabullirse hacia el Burakoin (1) y observar los entrenamientos de los guardias para los torneos de arquerías. Se acercaba su cumpleaños y una exhibición del arte del Kyūjutsu (2) era parte del programa de tal esperada celebración.

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⏰ Última actualización: Jul 15, 2022 ⏰

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La Princesa del Sadaijin [Sakura x Shaoran]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora