Soulmates [HuaWei]

Soulmate

La melodía suave y alegre se hacia presente en medio del salón, damas y caballeros se llenaban de la jovial vibra que se sentía al compás del violín.

Hua Cheng, el joven ladrón que entro al palacio de loto para robar algunas gemas y algo de oro fue llevado en medio del fulgor de la emoción de los pasos de baile que se daban al medio del salón donde la gente bailaba alegremente, a pesar de no saber como bailar intento seguir los pasos, su querido gēgē le había explicado mas o menos como se tenía que comportar en los bailes de estos salones, sin embargo nunca se espero que toda esa elegancia fuera dejada atrás cuando la joya mas bella, el loto rojo del palacio, el segundo heredero del trono dejo atrás toda etiqueta, dejo a un lado al caballero con el cual compartía una conversación que al parecer no le interesaba, dejo a un lado sus zapatitos de tacón y comenzó a bailar, saltando, girando, aplaudiendo, alrededor de todos muestras jóvenes de su misma edad, tanto chicos como chicas se formaban en circulo para bailar alegremente.

Las miradas entre la belleza y el infiltrado se cruzaron suavemente por un instante, el joven ladrón nunca vio ojos tan bellos como los de ese loto rojo, ojos griseados, brillantes y con un fulgor rojizo, pero lo mas destacable del brillante loto fue su inmensa sonrisa, tan brillante como perlas de la mar acompañada de labios carnosos, delicados y apetecibles, con un rojo sensual que llegaba a acompañar la dulzura con un aura de sensualidad y seducción.

Entre empujones y jalones logro entrar así bailar con algunos jóvenes, entre ellos pudo distinguir a una doncella que a pesar de ser hermosa no podía compararse con la gema principal de este baile. Esa muchacha intentaba llamar su atención, pero el solo podía mantener su vista en esa gema hermosa, así que dejo atrás a esa muchacha y continuo entre bailes para intentar acercarse y apreciar mas de cerca la belleza del palacio, bailo y entre un intercambio de parejas se acercaba mas y más.

Algo en su pecho le decía que estaba haciendo lo correcto al intenta r acercarse al loto. Algo en su interior lo llamaba a bailar a su lado, ahora no le importaba si descubrían que solo era un farsante en una fiesta de nobles, no le importaba nada mas que su precioso príncipe. Su objetivo principal lo abandono, ya no le importaba unas simples gemas o diamantes, ahora quería robarse a la gema mas valiosa del imperio y del palacio, al segundo príncipe del loto rojo, Wei WuXian.

A su vez el joven de sonrisa de perlas y labios sensuales vio de reojo al chico de mirada roja, a pesar de lucir como n noble, sus pasos torpes lo delatasen un poco, oculto suavemente una risa tierna y al ver como ese ojo rojo lo veía con devoción, solo pudo sonrojarse mientras recuperaba su típica audacia y le sonreía coquetamente.

El baile había sido creado en su honor, con el fin de que encontrara un esposo, aunque su padre ya le había pedido que bailara con el joven Lan Wanji, conde heredero de los Lan del norte, y ese era su destino al cual se había resignado, el no tenía opción de enamorarse aunque lo quisiera, creía en el destino y si no conocía a su alma gemela, a su destinado, se casaría con el hombre de ojos dorados que su familia lo había obligado a amar, ese hombre con cara fría y de pocas palabras que solo podía prometerle una vida de oro y lujos en una soledad absoluta, una bella paloma en una jaula dorada.

Nunca soñó que el hombre que entro en cubierto a su baile sería el que llamaría a su alma a estar a su lado.

Su querida hermana jurada le dijo que el amor destinado lo diría en el mismo momento en que sus miradas se cruzaran, y eso fue lo que sintió. Su corazon hiso un llamado, sus latidos se aceleraron, sus mejillas se sonrojaron y por primera vez en su vida, creyó que ignorar la etiqueta que su familia le enseño a la fuerza no le importaba, solo quería llamar la atención de ese desconocido, no le importaba si era solo un pobre campesino o incluso si era un cruel ladrón, nada de eso importaba cuando su corazon le pedía estar junto a ese hombre.