Cosas de Niños 2

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Cómo Harry descubrió que hablaba Parsel

La alarma había sonado y como era habitual en él, la atrasó media hora. Ese breve lapso de tiempo le sirvió para perecear y despegar las tibias sabanas de su cuerpo, del otro lado de la puerta escuchaba las ruidosas pisadas de su hijo y sonrió al imaginarlo corretear detrás de su amada Lily. La segunda vez que aquél molesto sonido inundó la habitación se levantó de mala gana. Bostezó y se estiró cual gato flojo, miró sus pantuflas y perdió otros cinco minutos admirando el desgastado diseño antes de dignarse a ponerse de pie. Caminó hasta el baño y ya frente al espejo observó su imagen borrosa debido a la falta de sus anteojos, los colocó con cuidado y pudo ver todo de manera nítida. Fue a tomar su cepillo y sonrió al ver la pulcra letra de su esposa en una notita pegada sobre él.

"Regreso mañana por la mañana, cielo"

Después de leer aquella nota sintió como un balde de agua fría caía sobre él. Salió de prisa del baño y corrió a la habitación de su hijo y palideció al encontrarla vacía. Corrió al pasillo con dirección a las escaleras, escuchó una risita en la cocina y se apresuró a llegar allí. Sintió un gran alivio al percatarse de que su hijo se divertía con su desayuno.

—¡Papi, Tommy me dio cereal! —gritó Harry nada más verlo entrar.

—¿Tommy?

Harry asintió a su padre tomando una cucharada de su desayuno. Lo siguiente que supo James era que apuntaba a un asustado elfo domestico tras escuchar el sonido de su aparición.

—¡Papi, asustas a Tommy! —regañó Harry a su padre al verlo.

—Tommy, asustó antes a Papi, bebé.

—Está bien, papi, pero debes tener cuidado.

—Joven Amo, la ama Euphemia me envía para decirle que no puede cuidar al amito Harry como la señora Lily había pedido. El amito Harry tenía hambre y quería que Tommy le diese cereal, Tommy espera no haberlo disgustado.

—Está bien, me has ayudado mucho. Puedes regresar a la mansión.

El elfo desapareció y James quedó solo con su hijo quien comía en silencio, disfrutando su cereal.

—¿Qué haremos, papi? —preguntó Harry, James liberó un suspiró y miró con una sonrisa resignada a su hijo.

—Hoy acompañaras a papi a su trabajo —respondió James.

—¡Yey! ¡Acompañaré a papi!

Lo que pareció una buena idea al comienzo terminó por volverse un tormento. Harry estaba inquieto y no paraba de pedirle volver a casa. El niño estaba aburrido y por más que lo intentase le era imposible permanecer quieto en el cubículo de su padre. James trataba de adelantar trabajo administrativo ya que no podría salir al campo por ese día debido a Harry pero los constantes llamados de Harry y las diversas preguntas sin sentido no lo ayudaban a concentrarse.

—Potter, el jefe te necesita en su oficina, no tardes —le gritó un auror más joven.

James miró a su hijo alarmado, no podía presentarse en la oficina de su jefe con su pequeño niño de cinco años. Miró al cubículo de al lado antes de tomar a Harry y salir de su propio cubículo. Kingsley Shacklebolt lo miró con una ceja alzada cuando entró con una sonrisa nerviosa.

—Si pudieras hacerme un gran favor...

—No soy bueno con los niños —interrumpió inmediatamente Kingsley viendo por donde le saldría James.

—Haré lo que quiera amigo, lo juro —se apresuró a decir James.

Kingsley miró a Harry y a James de manera alternativa antes de tamborilear los dedos sobre la madera de su escritorio.

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