Una dura despedida y Un comienzo extraño

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Sofia se levanta en una mañana calurosa de verano. El sol brillante entraba por la ventana de su habitación vacía, Sofía ya sabía que ese era el último día que disfrutaría de su habitación, la última vez que vería a su madre todos los días en persona, ya que a partir de este día solo la verá a través de una pantalla o una o dos veces al año cara a cara. Pero sabia que el sacrificio merecía la pena, por fin iría a la universidad de sus sueños, a pesar que tendría que compartir casa con Alex. Alex es el hijo de de un amigo íntimo de la  madre de Sofía. Este lleva viviendo en NY desde los 12 años. En aquel entonces le caía muy mal, ya que era muy pesado, a Sofía no le agradaba que estuviese todo el día pegado a ella. Sacando esos pensamientos de su mente se levanto admirando cada cm² de su habitación.
[Pasamos a primera persona]

Me visto con la ropa que dejé preparada la noche anterior en una silla, me puse algo casual, un vestido de tirantes de flores y unas bambas vans. Salgo de mi habitación y echo un vistazo al recorrido desde mi habitación al comedor. No me canso de recordar cuando era niña jugando con mis coches de juguete haciendo carreras por el pasillo con mi madre. Me agaché para sentir por última vez en años el tacto agradable del parquet. Los recuerdos invaden mi mente, una lagrima recorre mi rostro, cayendo por mis pómulos hasta llegar a mi barbilla. Mi madre aparece y me acaricia suavemente la espalda, haciendo que vuelva al presente. Mi madre me observa melancólica, ella también recordó todos aquellos momentos los cuales vivimos juntas. Mi madre agarra  mi mano, me levanta  del frío parquet y me lleva hasta la cocina donde ahí  encuentro un gran desayuno compuesto por tortitas, Macedonia de frutas y café caliente. Me siento en la silla más próxima,  la  la cual siempre había estado vacía. Esta había pertenecido a mi padre, el no estuvo presente nunca, se marchó cuando yo apenas tenía tres años. Mi madre me contaba mil y una historias. Una de ellas era cuando se conocieron. Cada viernes mi padre regalaba flores a mi madre, todos los sábados iban al cine juntos. Pero todo eso cambió cuando mi madre quedó en estado de mi hermano el cual perdió porque mi padre le golpeaba en el vientre. Un año después de eso mi madre quedó en estado de mi, pero no dijo nada a mi padre hasta que le dijeron cual era mi sexo. La historia de mi padre era que siempre llegaba ebrio a casa, y si mi madre no estaba limpiando o cocinando la golpeaba. Lo que mi madre me contaba de él es que, fue mala persona con toda mi familia, engaño a mi madre y se comportó como un engreído y un embustero, yo nunca lo llegue a conocerlo como persona. Solo recuerdo a un hombre de poca barba, alto y que siempre iba trajeado. Mi madre ya harta esta situación acabo echando a mi padre de casa. Pero mi madre nunca estuvo triste por eso, al contrario siempre se mantuvo con una sonrisa en la cara. Alejando ese triste recuerdo  me senté en aquella fría silla, que no había sido ocupada por nadie en años. Tomé mi desayuno  mientras revisaba el boleto del viaje. Día 21 de julio a las 5 pm Dirección NY. Llevaba dando vueltas a esa fecha durante el mes anterior y ahora por fin había llegado el día en el que como dije antes toda aquella felicidad que tenía en casa con mi madre se  desvanecería.
Me entristece marchar y dejar tantos bonitos recuerdos aquí, cómo cuando  era pequeña, corria por todo el pasillo mientras ella me perseguía para que me vistiese, también me vienen imágenes de esas noches de película las cuales las dos terminábamos llorando porque Rose perdío a  Jack en aquel frío océano. Mi madre me miraba fijamente, es como si supiese lo que estoy pensando. Una palabra me vuelve a la realidad de nuevo,  -¿cuánto te queda para coger el avión? dice mi madre mientras me mira fijamente comiéndose una tostada con mantequilla, le sonrio de vuelta, le digo suavemente
- aún me quedan ocho horas, si quieres podemos ir de compras por última vez o podemos ir al cine a ver alguna película.
Digo mientras doy un sorbo al último trago de café. Se esboza una sonrisa  en la cara de MI madre y me mira sonriendo.
-Con una condición que me dejes elegir a mí la película.
Me río con ella porque ya sabía que iba a escoger una de Drama. Unos minutos después me vibra el móvil, enciendo la pantalla y veo que e recibido un mensaje. Desbloqueo el móvil y veo que es de alguien que no tengo agendado. En el mensaje pone: Ey Sofía soy Alex, te esperaré en el aeropuerto envíame un mensaje cuando llegues. Apago mi móvil y miro fijamente a mi madre.
-¿Que pasa cariño? Me mira con cara de preocupacón.
-¡¿Le has dado mi número a Alex?!
Le digo sorprendida y airada a la vez.
- Si, no quería que pillases un taxi por un lugar que no conoces. Me dice dulcemente.
- Está bien. Digo rodando los ojos y metiéndome una uva en la boca.
Al cabo de unos minutos mi madre y yo salimos dirección al centro comercial más cercano. De camino a este fuimos cantando canciones de Beret a todo volumen en el coche, se que extrañare mucho estos momentos, pero también me irá bien estar un tiempo fuera de España. Ya en el centro comercial me encontré a Carla, una amiga mía de bachillerato.
Le doy un abrazo bastante fuerte ya que no nos habíamos visto en dos meses, ella tiene el pelo negro, ojos de un azul tan bonito como el mar cristalino, la piel bronceada, y de altura metro sesenta. Carla me mira con ojos llorosos y me dice:
- Te voy a extrañar tanto, llévame contigo.
La miro y le digo con un nudo en la garganta:
- Esto es un viaje que debo comenzar sola, ojalá pudiera llevarte en mi maleta.
Carla me mira llorando y dice con la voz rota:
- Está bien, pero tienes que dejar que te acompañe al aeropuerto.
Asiento con la cabeza y le vuelvo a abrazar, vuelven a brotar las lágrimas, bajando por mis mejillas rosadas, llegando a mi barbilla. Algunos minutos después de esa triste conversación fuimos directamente a la taquilla del cine donde escogimos la sesión de las 10:30 am. Entramos y contemplamos una recepción iluminada con luces azules, y un agradable olor a palomitas. Mi madre y yo nos dirijimos al stand de palomitas y pedimos dos menús grandes con bebidas. Una vez que hemos pagado las palomitas vamos hacia la entrada de la sala 11 la cual es la que nos ha tocado, un revisor bastante alto escanea los tickets para cedernos el paso.

[En la mente de Sofia]

Wow esto es enorme, hace tiempo que no venía, ¿como serán los cines en Nueva York?

[ Narradora]

Al cabo de dos horas Sofía y su madre van al McDonald's a comer, sobre la 1pm se dirigen al coche para ir hacia el aeropuerto del Prat (aeropuerto de Barcelona). Una vez ahí...

[Primera persona]

Ha llegado el momento del gran cambio de vida, voy con mi madre para que pesen mi equipaje de mano, y mirar bien qué puerta es la de embarque. Mientras miro la gran pantalla azul con letras blancas, escucho mi nombre, era Carla.
No me puedo creer aún todo lo que está sucediendo, no sé ni qué estoy sintiendo. Carla viene directa a mi junto a su padre Juan. Di  dos besos al padre de Carla (en España es costumbre darse dos besos para saludar y despedirse) y un abrazo a Carla. Al separarnos Carla me mira y me dice:
- Dentro del aeropuerto hay tiendas y bares aún son la 1:30pm hasta las 4:30 que tienes que estar haciendo cola para subir al avión nos quedan tres horas, ¿quieres ir a mirar tiendas?
Asentí con mi cabeza y mientras que mi madre y Juan tomaban algo nosotras nos fuimos de tiendas. Miré mi reloj y ya casi era las  4:20pm. El momento menos deseado había llegado. La despedida fue muy dura, muchas lágrimas, varias promesas y muchos abrazos. Cuando me quise dar cuenta ya estaba dentro del avión, leyendo. No había vuelta atrás, el nuevo comienzo había llegado.

La otra cara de la monedaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora