El vuelo se me ha vuelto eterno, 9h de viaje, y eso que me he quedado dormida. A través de la ventana del avión veo las luces de Nueva York. Son tan impresionantes como las de las fotografías/películas. Miro a mi alrededor y solo veo gente dormida y algún que otro niño y niña viendo películas en la pantalla de los asientos del avión. Una voz proveniente de la cabina dice que en diez minutos vamos a aterrizar y que nos pongamos el cinturón.
Una vez que el avión a aterrizado, me desabrocho el cinturón de seguridad y recojo mi equipaje de mano. Al levantarme siento que no tengo piernas, ya que se me han adormecido.
Por fin en el aeropuerto de NY, es inmenso no sé si lograré encontrar nada, consigo ver un cartel donde me señala donde se encuentra la cinta para recoger las maletas. Enciendo mi teléfono para enviar un mensaje a Alex y otro a mi madre, pero lo primero en lo que me fijo es en la hora, en España sería la 1am y si la diferencia horaria es de seis horas, esto quiere decir que aquí son las 7 am, buena hora para comenzar el día. Digo para mí. Abro WhatsApp y primero le envío un mensaje a mi madre, diciéndole que todo ha ido bien. Acto seguido envio un mensaje a Alex diciéndole que ya he llegado y que le espero en la cinta donde se recogen las maletas.
Hacía bastante tiempo que no veía a Alex, no sé si lo reconoceré, no sé si el me reconocerá. Estoy nerviosa y no sé por qué, Alex es un chico del montón, sin nada en especial.
A lo lejos veo un chico alto de pelo oscuro con una camisa blanca ceñida, unos pantalones tejanos, mocasines y un maletín de cuero en la mano derecha la cual está adornada con un reloj plateado y anillos. Camino hacia el extraño atractivo el cual sujeta con su mano izquierda un cartel con mi nombre. Voy poco a poco esquivando a la gente.
Cuando estoy a pocos centímetros de él, comienzo a notar un leve olor a colonia la cual olía a roble y vainilla, su voz grave me despierta de mi fantasía, Sofía welcome to New York.
Se me esboza una sonrisa en el rostro, le respondo agradablemente, gracias Alex, lo reconozco por el lunar en su barbilla, aunque es pequeño es lo suficientemente visible para poder notarlo.
Me gusta que me hayas reconocido después de tanto tiempo, dice con un leve tono de sarcasmo. Abre su maletín y acto seguido guarda el cartel con mi nombre, mientras cierra el maletín me fijo en sus manos, son fuertes, parecen suaves. Consigo salir de mi lado fantasioso y estoy atenta a como se acerca para agarrar mi maleta.
Se acerca a mi cara para darme dos besos, puedo sentir sus labios suaves, su mano agarrándome la espalda para acercarme hacia él. Acto seguido me dice: no seas tímida sígueme. Lo sigo a través del enorme aeropuerto lleno de gente, a lo lejos consigo ver unas grandes puertas transparentes, sigue caminando hacía el parking donde se para en frente de un Ford Mustang del 64 en color rojo. ¿Te gusta? me pregunta. Eres muy pretencioso digo sarcásticamente. Me sonríe y me dice: solo un poco. Se dirige hacia el maletero, el cual abre lentamente y coloca mi maleta y su maletín
Mi móvil vibra, es un mensaje de mi madre, el cual dice que me quiere mucho, que vaya con cuidado y que cuando se levante me enviará un mensaje. Me abre la puerta para que me siente en el lado del copiloto. Los asientos eran tan cómodos que me hacían sentir en una nube. Alex ya arrancó. No hay vuelta atrás, la suave brisa golpeaba mi rostro, en la radio sonaba una canción de Frank Sinatra New York, New york, Alex subió el volumen mientras decía que era una de sus canciones favoritas.
Mi pelo liso surcaba el aire al ritmo de la música, parecía un escenario de película. Pero pronto ese escenario se desvanecería en mi mente, ya que Alex aparcó su coche y bajó, la calle es gigantesca y a mi lado derecho veo un enorme edificio el qual brilla por el reflejo del sol, del gran edificio sale un hombre trajeado, se acerca a Alex y le dice: ¿Señor, le aparco el coche donde siempre? A lo que Alex responde afirmativamente con una sonrisa en su rostro, Alex se dirige hacia la parte trasera del coche y abre el maletero con mucha suavidad para agarrar mi equipaje y su maletín, lo observo fijamente hasta que el me hace un gesto para que baje. Me bajo del coche cerrando lentamente la puerta. Me acerco a Alex y su perfume vuelve a llamar mi atención, inhalo lentamente ese agradable olor, cuando por mi mente aparecen imágenes explícitas, me muerdo el labio lentamente y sonrío mientras mantengo los ojos cerrados. Siento que alguien me mira fijamente, Abro los ojos rápidamente al darme cuenta de la situación, veo que Alex aparta la vista sonriendo, seguramente se está riendo de mí.
No sé qué coño me pasa, es verdad que ha cambiado mucho, pero de ahí a imaginar escenarios eróticos con él. Mente no me traiciones, digo frustrada pero a la vez tentada de saber cuál será la próxima fantasía.
El coche desaparece de nuestra vista y Alex comienza a caminar hacia la puerta, se para en la entrada y me mira. Vas a venir o te vas a quedar ahí todo el día. Dice serio. Su voz grave y su forma arrogante de hablar me pone más caliente.
Asiento firmemente con mi cabeza, y lo sigo. Nada más entrar por la gran puerta, observo la panorámica de este lugar, un gran recibidor con elementos dorados, una alfombra color carmín se extiende por toda la sala.
Alex se acerca hacia una mesa de mármol para hablar con una chica bastante elegante, esta le da una llave. Alex me mira y me hace un gesto para que le siga otra vez. Se para en frente de un ascensor con las puertas blancas con detalles dorados.
Ambos nos subimos al ascensor, Alex pica al último botón de todos. el ascensor comienza a subir, pero de repente las luces comienzan a parpadear y este se para.
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La otra cara de la moneda
Teen FictionUna joven Española se muda al novedoso NY para estudiar en una universidad prestigiosa. Ahí descubrirá nuevos placeres que no creía que existían.