Capítulo 0: "Amenazas"

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Annabelle Maddox

Pasé las dos primeras clases más largas de toda la historia.

No lograba concentrarme.

La imagen de aquellos dos no se me iba de la cabeza.

Me resultaba imposible de creer.

Es que... Dylan... ¡Semanas antes él me había rechazado!

¿¡Como era posible!?

Es decir, no soy vanidosa, algo creída quizás, pero las cosas eran claras: yo era mil veces mejor que Caroline, eso lo podía confirmar cualquier chico, o incluso chica del internado.

Entonces solamente quedaba una opción.

Ellos dos estaban enamorados, o algo parecido. ¿Si no, que otra explicación podía haber?

Mis pensamientos fueron interrumpidos por el timbre.

Tragué saliva, estaba más nerviosa que nunca.

Mi siguiente clase era francés.

Con la cabeza en otra parte, empecé a caminar hacia la siguiente clase.

Entré y me senté en mi sitio habitual, que para mí buena suerte, nótese el sarcasmo por favor, estaba en primera fila.

Había decidido sentarme allí a principios de curso, cuando pensé que podía llegar a tener alguna oportunidad con Dylan, menuda estupidez.

-Bonjour, clase- dijo el susodicho entrando por la puerta algo agitado.

Dejó sus cosas sobre la mesa y empezó a pasar lista.

-...Annabelle Maddox- mis manos empezaron a sudar

-Presente- murmuré en voz baja.

No sabía cómo actuar, me sentía humillada.

Él había elegido a Caroline antes que a mí.

La clase terminó. Recogí mis cosas lo más rápido que pude, e intenté escabullirme, pero antes de poder salir, su voz me detuvo

-Señorita Maddox ¿Puede quedarse unos minutos, por favor?- dijo en voz alta sin despegar la mirada de su ordenador.

Algunos de mis compañeros me miraron sorprendidos, no era normal que los profesores me llamaran para "hablar", yo era una alumna modelo.

Dylan esperó a que todos salieran, luego cerró la puerta delicadamente y echó el pestillo.

Esto empezaba a darme mala espina

Pasaron unos cuantos minutos en los que el solamente se dedicó a mirarme, y cuando no pude aguantar por más tiempo su penetrante mirada, hablé.

-¿Sucede algo?- intenté aparentar normalidad.

Yo solamente quería olvidar lo sucedido esta mañana.

Dylan soltó un suspiro y se acercó lentamente a mí.

-Sabes perfectamente porque estás aquí, Annabelle- su voz cada vez sonaba más grave- lo que viste hoy... Nunca sucedió ¿entendido?- sus ojos grises consiguieron intimidarme, pero aun así mantuve la cabeza alta.

La vena de su cuello cada vez se hinchaba más, esta situación le gustaba tanto como a mí.

-Yo no diré nada

-Oh, por supuesto que no dirás nada, porque si no...

-¿Acaso está intentando amenazarme, profesor?- pregunté irritada- Le recuerdo que soy yo quien le tiene cogido por los huevos- Sonó un poco soez, pero funcionó, ya que su cuerpo se tensó más, si eso era posible,

De un arrebato consiguió estamparme contra la pared.

Mentiría si dijera que no sentí miedo, sus ojos echaban fuego.

-Más te vale mantener la boca cerrada, o sino serán tus notas las que pagaran las consecuencias- Cuando comprendí a lo que se refería, mi ojos se abrieron desorbitadamente.

Él tenía que estar de broma.

-No puedes hacer eso... pero, además, mis notas no me importan en lo más mínimo- mentí.

Dylan soltó una sonora carcajada.

-Vamos, los dos sabemos que eso es mentira, por mucho que quieras aparentar ser una chica "mala", en el fondo eres una cerebrito- dijo con burla. Mis labios se fruncieron en una delgada línea, esto era intolerable.

-Si tú haces algo...- murmuré indignada- Si mis notas bajan por tu culpa, te juro que desearas no haberme conocido nunca. Los dos podemos jugar sucio, enchufado-

Él pegó un fuerte puñetazo al lado de mi cabeza, lo que provocó que varios azulejos se agrietaran y yo soltara un grito ahogado.

Sinceramente, me había molestado de sobremanera que se burlara de mí, y mucho más que intentara amenazarme, pero aun así no pensaba decir nada, es decir, él podría perder su trabajo si alguien se enterara, e incluso ir a la cárcel ya que Caroline era menor de edad, no podría hacerle eso, prácticamente le jodería la vida.

-Mira, pequeña estúpida, si quisiera podría echarte a patadas de este colegio así que más te vale no hacerme enfadar, o podrías salir muy mal parada- Y después de aquellas duras palabras, se fue dando un portazo.

¿Dónde demonios estaba mi dulce y amable profesor? ¿Acaso... este era el verdadero Dylan?

Aquí esta una pequeño capitulo para que os valláis metiendo en la historia.
¿Que os parece?

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Muchos besos ❤️ Claudia

My sweet teacherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora