ఌ︎ 𝙲𝚊𝚙𝚒́𝚝𝚞𝚕𝚘 𝚄𝚗𝚘 ఌ︎

404 40 1
                                    

Mi alfa, decía su lobo.

Jisung se encontraba extrañado, hacía ya más de cinco minutos que su lobo pronunciaba esas dos palabras sin cansacio, había insistido tanto que ya le estaba generando un dolor de cabeza.

¿Quién quisiera iniciar el día así?

Suspirando a causa del estrés que aquello le provocaba, terminó por seguir caminando hacia su aula de trabajo, hoy sería su primer día en ese institución a la cual conocía de memoria, regresar a la secundaria en la que estuvo durante muchos años antes de ir a la Universidad le traía tanto buenos como malos recuerdos, y es que ahora, regresar como maestro de aula impartiendo una asignatura le era imposible no sentirse nostálgico.

Jamás fue alguien muy sociable, sin embargo para hablar en público o en un grupo pequeño era muy fácil para él, podía desenvolverse sin problemas, y tal vez, sólo tal vez esa fue la razón por la que la carrera de maestro le llamó la atención.

Sin más que esperar, y con el tiempo prácticamente contado, se dirigió a la dirección, tenía que firmar los papeles de su ingreso a la institución, y mirando la hora en su teléfono, sabía de antemano que si no se apuraba llegaría tarde a su primera clase.

–Buenos dias–saludó a la resespcionista, quien le dedicó una sonrisa.

–Buen día maestro Han, aquí está, firme y le daré sus horarios y otras cosas más que se que necesitará– le dijo pasándole un papel junto a un bolígrafo para que lo firmará, era alguien muy malo haciendo firmas, lo recuerda ya que cuando se encontraba en secundaria era pésimo para ello cuando se lo pedían, escribiendo siempre su nombre en letra normal para no complicarse mucho su falta de maniobrar el bolígrafo y hacer algo más extravagante –¿Todo bien?– preguntó la recepcionista mientras le pasaba otros papeles más, esta vez con sus horarios de clase.

–sólo recordaba lo pésimo que era para hacer firmas, solía escribir sólo mi nombre– comentó con una leve sonrisa.

–lo recuerdo–comentó, y es que aquella recepcionista tenía ya años, alrededor de diez, trabajando en aquel lugar –Bienvenido de vuelta, un maestro está cuidando su grupo, las clases ya comenzaron hace un par de minutos, vaya antes de que se haga tarde– le dijo.

–Claro–agregó y terminó por irse del lugar para dirigirse al aula que marcaba aquella hoja.

Mientras más se acercaba, su lobo no dejaba de chillar emocionado, y el no entendía la razón. Incluso llegó a pensar que su lobo estaba comenzando a delirar o algo por el estilo.

Abrió la puerta del aula, encontrándose con un maestro quien sólo mantenía el aula en silencio.

Nuestro alfa, saltó su lobo de la emoción.

–Gracias por cuidar el aula–agradeció, entrando a esta y colocando sus cosas en el escritorio.

–Me quedaré a ver la clase, tengo que evaluar sus capacidades–comentó. Sentándose en una silla que se encontraba ahí junto a los alumnos. El sólo asintió, por alguna razón su presencia le ponía los pelos de punta y su lobo no dejaba de emocionarse, pareciera que pequeños corazones salían de sus ojos.

Y él, despejandose de todo sentimiento que le provocaba su lobo, lo dejo de lado y comenzó a presentarse ante la clase como el nuevo maestro, comentandoles como es que trabajarian con él en su materia y comenzando con un pequeño resumen de lo que trataría su materia y clase del tema que verían.

Un Alfa Diferente •MINSUNG•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora