𝗕𝗢𝗥𝗨𝗧𝗢 • 𝖥𝖠𝖬𝖨𝖫𝖨𝖠 𝖴𝖢𝖧𝖨𝖧𝖠 𝖴𝖹𝖴𝖬𝖠𝖪𝖨 «𝗌𝖺𝗌𝗎𝗇𝖺𝗋𝗎»

CAPÍTULO 7: Calor Paternal.

Normalmente, a partir de la edad de tres años ya se puede saber algunos indicios de la casta de los niños, entre estos la conexión física, los rasgos tanto faciales como corporales y la estatura.

A esta misma edad, se les hacen algunas pruebas para ver el desarrollo de la composición ósea. Entre más gruesa, más probabilidad hay de que sea Alfa y entre más delgada, sería todo lo contrario. Por otro lado estarían los betas, que por más que se buscará, su desarrollo se llevaría a cabo de una forma totalmente normal, o por lo menos el concepto de lo normal antes de las castas.

Bien, ahora pasamos a los nuevos integrantes de la pequeña familia uchiha, empezando con Boruto.

Es pequeño, muy pequeño. A decir verdad, muchos dicen que es prácticamente imposible que no sea un omega, lo que causa que sasuke lo cele mucho, más que todo con el reciente e inesperado nacimiento del hijo de orochimaru, y para rematar, a shisui también le dio por tener un pequeño Alfa. Nada era seguro, pero por como iba su desarrollo, las cosas se volvían mucho más claras. Es alegre e hiperactivo como Naruto, pero a ratos se le viene lo amargado y cortante, cortesía de Sasuke. Lo que más resalta, a parte de su personalidad, es su hermoso cabello rubio, tal y como el de su madre. Pero, evidentemente, este rasgo no es el único que denota belleza en el pequeño rubio, pues sus perlas azules y sus dos marquillas eran algo que no se podía ignorar. Si Naruto a los diecinueve ya era todo un diamante, Boruto lo logró apenas con tres años.

Luego viene sarada. Por lo general, siempre está calmada y sus expresiones son escasas, pero cuando se encuentra con su familia siempre está feliz y se muestra más expresiva. En cuanto al físico, es más alta que su hermano, dando a entender que es muy probable que sea Alfa, pero claro, como ya dije antes, nada es seguro. Su cabello es azabache pero es más opaco que el de su padre, pues este no tiene los azulados reflejos que perteneces a este mismo, pareciéndose más al de itachi. Por otra parte, sus ojos eran los distintivos del clan uchiha; un color negro y profundo con aquellos destellos blancos que los hacen únicos.

Sin duda, copias exactas de sus padres, pero al mismo tiempo tan diferentes.

Las cosas se empezaron a complicar un poco, pues mientras los gemelos estaban en la academia, Naruto tenía que ocuparse de sus labores como hokage. Se supone que sasuke se encargaría de Boruto y de sarada, pero a las dos momias que tenían por consejo se les ocurrió la maravillosa idea de enviar a sasuke a constantes y largas misiones lejos de la aldea, limitando sus opciones.

Al principio, Naruto llevó a los Mellizos a su oficina, y le estaba yendo bien. Ellos le ayudaron dándole un poco de café, y él los dejaba jugar con Kurama un rato. Todo se estaba equilibrando, pero todo se fue cuesta abajo con el inicio de la construcción de la nueva ciudad. Naruto no podía llevar a dos niños de tres años a un área de construcción, así que prefirió dejarlos bajo el cuidado de Sakura por un tiempo. Y por fin pudo estar tranquilo.

El trabajo ya se estaba poniendo a flote, y después de dar el visto bueno al inicio de la construcción sus deberes fueron disminuyendo considerablemente, por lo que al fin pudo llegar a su casa para descansar.

Entrando allí, pudo ver que en la puerta estaban los zapatos de los gemelos. Sonriendo, entró a su casa viendo a sus pequeños revoltosos de siete años intentando hacer el jutsu de transformación, por un lado hikari se veía tranquilo mientras miku hacía un tipo de berrinche en el suelo.

—inténtalo de nuevo— al escuchar esa voz, sus ojos se iluminaron.

Se acercó lentamente a la puerta de cristal que llevaba al patio y lo pudo ver, luego de cinco largos meses estaba ahí, recostado contra un árbol ayudando a sus hijos a practicar. Se le aceleraba el corazón con cada paso que daba. Le daría una paliza a es estúpido uchiha, pero aún así lo había extrañado.