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                        CAPÍTULO I

                       LO INTENTO

Una vez más...

-Louis William Tomlinson.

-Louis William –sonrió –. ¿Cómo prefieres que te llame? ¿Louis o William?

-Me gusta Louis.

-Louis –anotó en su libreta –. ¿Cuántos años tienes? –preguntó con una sonrisa.

-Dieciocho.

-Eres joven Louis. Dime, ¿por qué estás aquí?

-...Yo, más bien por quién.

||

Meses antes...

Viendo estrellas en el cielo vacío, una luna y nubes grises. Un porro y un chico lloviendo lágrimas. Teléfono en mano, aferrándose al aparato como si de eso dependiera su vida. Para quien pase a su al rededor, hablando solo, para quien preste atención, buscando quien le escuche. Pero realmente no hay quien camine a su al rededor y no hay quien que le escuche.

¿Es realmente posible morir en vida? Estás vivo, pero te sientes muerto. No. No sientes. Nada pasa, nada entusiasma, nada anima. Demasiado triste para llorar, demasiado cansado para pensar en estar triste. Demasiado aburrido. Demasiado solo. Demasiado todo.

¿La soledad es buena? La soledad es mala. La soledad te mata. Tan abandonado, tan olvidado, tan aislado, tan cansado de la soledad que prefiere morir.

¿Por qué estás solo? Antes lo tenía todo. Compañía, amor, apoyo. Nunca estaba solo. Lástima que todo lo bueno tiene que terminar. ¿Demasiado pronto para el pobre chico de diecinueve años? Sí. ¿Pero eso a quién le importa?

"Estoy para ti”

"No te dejaré solo"

"Cualquier cosa que necesites, llámame”

¿Dónde están?

Ellos le mintieron. Ellos no están para él. Ellos lo dejaron solo. Ellos no le contestaron.

Las personas mueren todos los días. ¿Qué tan malo sería entonces que él decidiera adelantar ese adiós al mundo antes de su tiempo determinado? Nadie lo extrañaría. Nadie lo necesitaría de todos modos. No tiene nada qué hacer por aquí de igual manera. No tenía razones para despertar, para levantarse. Vivía frustrado, perdido, sin saber qué hacer, a dónde ir, cómo seguir.

¿Cuán malo puede ser entonces si de todos modos es infeliz?

¿Qué ganaba visitando ese lugar constantemente?

¿Deprimirse?

¿Autodestruirse?

Era simplemente horrible. Pasar las tardes sentado en una banqueta con el teléfono en la mano hablándole a la nada, o a ella, o a ellas.

No podía seguir haciendo aquello y lo sabía, y a pesar de eso, despertaba, se levantaba, y existía para llegar, sentarse, y hablar... hablar con aquellas que le abandonaron...

El sonido de la lluvia, el viento cantando, los autos pasando, y un pequeño murmuro.

-...Hubiera deseado ser yo.

Colgó.

||

Un mañana cualquiera en el mismo pueblo.

El sol se encontraba en su punto. Era tan fuerte que apostaba que por fin tendría un lindo bronceado en su pálida piel de muerto. Esperaba que sí.

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⏰ Última actualización: Sep 04, 2021 ⏰

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