Capítulo 1

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Siempre odié el color rosa, desde que tengo memoria no lo toleraba pero para mí divina suerte, en mis cumpleaños me regalaban cosas rosas, no les hacía el feo, siempre los terminaba pintando de otro color y cuando había algo a lo que no le podía quitar ese color tan chillón se lo daba a mi hermana, ella era fanática de ese color, cuarto rosa, ropa rosa, cama rosa, accesorios rosa. Uugh.

Otra cosa que siempre odié fue levantarme temprano, simplemente no podía hacerlo, ponía mil alarmas y simplemente terminaba por silenciarlas. Hoy no fue la excepción.

Genial, primer día de clases y yo llegando tarde, se supone entro a las 7:00 AM y justo faltan 10 minutos. Les ha pasado que su mamá los despierta y según hacen como si se estuvieran estirando pero al final se vuelven a acostar y cuando escuchan que nuestra señora madre viene hacia nuestra pequeña cueva ustedes se paran inmediatamente y en menos de 5 minutos están listos? Eso mismo me ha pasado, mi mamá no tolera a la gente que es impuntual, ¿Por qué no pude sacar ese lado de ella?

Ni siquiera desayuno, me cuelgo mi mochila, como puedo agarro mis Converse, un cepillo, un atomizador y crema para peinar y salgo corriendo al coche de mi mamá. Aún me sorprende esa habilidad de agarrar mil cosas a la vez sin que nada se caiga, pero sopresa, esa no es mi habilidad, en dado caso es la de mi hermana, así que como si la vida quisiera hundirme más se terminan cayendo algunas cosas de mis manos haciendo que llegue aún más tarde de lo previsto. Por otro lado, mi mamá está tocando el claxon como si su vida dependiera de ello, aaaagh.
Por fin pude cerrar la casa, llegó corriendo a subirme del lado del copiloto con una pequeña mueca por el sermón que me espera.

- ¿No pudiste tardar más? -me dice mi madre.

- Lo siento, no había encontrado una libreta -intento mentir.

- Seguro lo encontraste debajo de la almohada, ¿No? -demonios! Ni siquiera sé porque me esfuerzo en mentir- Te ví muy ocupada buscándola Mili.

Ja, te cacharon por milésima vez.
Habló esa vocecita a la que mucha gente le llama consciencia.

Decidí quedarme callada mientras escuchaba a mi madre darme un sermón por todo el camino a la escuela.

Cuando llegamos me doy cuenta que no soy la única que ha llegado tarde.

- Miliiiii, Dios! Que bueno que no he sido la única, me da tanta pena entrar yo sola al salón -me dice Sam mientras engancha su brazo al mío.

- Tu nunca llegas tarde Sam, ¿Qué ha pasado? -le digo mientras nos dirigimos al aula 16 dónde nos aguarda una maestra que estoy más que segura que al querer entrar nos querrá asesinar por no respetar su horario de clase.

No me culpe a mi, culpe a mi linda libreta que estaba debajo de mi almohada.

- Larga historia, - me responde Sam, que al momento se encoge de hombros restándole importancia, - ahora lo que importa es llegar a clase.

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⏰ Última actualización: Feb 15, 2022 ⏰

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