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Sus salidas no eran muchas por el poco tiempo o por el hecho de que el más joven era vigilado todo el tiempo últimamente, pero uno de esos tantos días, donde era tan cálidos, donde el sol solo acariciaba la piel como si fuera una pluma y el viento solo era lo suficiente para no hacerte pasar un calor inesperado.

Ese día Jay había tenido una idea estúpida y que por ende era un plan majestuoso en palabras del mayor, y aunque Sunghoon lo cuestionó, terminó aceptando y llevándolo a cabo. Con una capa de la tela menos llamativa que logró conseguir, se podía ver a un Sunghoon muy nervioso saltando los arbustos que rodeaban el jardín con ayuda de Jay, quien solo sonreía por hacer todo aquello para pasar tiempo juntos.

Y así un Jay feliz guiaba a Sunghoon aún nervioso por las calles mientras la gente lo confundía con alguna misteriosa dama y no tardaban en preguntar por la nueva compañía al joven pirata, este solo se conformaba con darles alguna respuesta breve antes de salir de la mano con su avergonzado compañero bajo la capa "¿me vieron cara de ser una dama?" "oh es verdad, no pueden verme".

- Salgo con un genio...

- Cállate Jay, eres un anciano quejumbroso.

Se escuchó un "Que no estoy viejo, Sunghoon" mientras el menor seguía riendo bastante ruidoso si preguntan, realmente eran malos para ser discretos, pero al menos ya no estaban rodeaos de gente.

Cuando al fin llegaron a su destino, el príncipe se soltó de la mano de su amado, comenzando a correr por el verde bosque, dejando que la capucha cayera y dejara ver su negra cabellera, contrastaba tanto con esa blanca capa de detalles dorados que...

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Cuando al fin llegaron a su destino, el príncipe se soltó de la mano de su amado, comenzando a correr por el verde bosque, dejando que la capucha cayera y dejara ver su negra cabellera, contrastaba tanto con esa blanca capa de detalles dorados que se balanceaba con cada movimiento del cuerpo delicado del menor que solo podía sentirse completo.

Desde su lugar, que el llamaría inigualable, Jay podía ver al chico de piel tan pálida que le daba miedo tomarlo hasta con la más mínima fuerza y dejarle alguna marca, y de sonrisa tan hermosa, que solo corría por todo el lugar, como si fuera un alma libre y pura que al fin estaba en su lugar deseado, la imagen era tan mágica como aquel bosque de las lejanías, ese chico lo tenía a sus pies con esa sonrisa que le derretía el corazón "increíblemente hermoso".

No se había dado cuenta que Sunghoon lo estaba llamando hasta que este gritó con más fuerza su nombre, sacándolo de su sueño despierto y moviendo sus manos para que se acercara hasta él, lo cual el otro hizo sin queja alguna y al estar juntos pudo ver la amplia sonrisa con más claridad, la cual era causada por unas lindas flores pequeñas que el príncipe estaba viendo arrodillado en el suelo.

- Mira, son violetas, tenemos de estas en el jardín del castillo, pero aquí se sienten mucho más lindo.

- Claro, tienes razón...

Muy confundido el pelinegro se dio la vuelta para ver a quien estaba a su lado y como lo pensó, ni siquiera estaba escuchando lo que decía, solo lo veía con una cara de inmensa concentración, como si quisiera guardar ese momento para siempre en su mente.

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