Americano Descafeinado

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- Banana y Coco por aquí! - llamé al cliente de ése pedido. - Disfrutelo.

   Ya eran pasada las Seis de la tarde y me faltaba poco para terminar mi turno en la tienda, me vendría bien un descanso de los exámenes finales y el trabajo.

   Estaba planeando utilizar el dinero de ésta quincena para comprar por fin la laptop que tanto necesito, no es fácil ni barato hacer todos los proyectos en el centro de copiado, aparte que el horario allí es corto y la mayoría de las veces quedo a medias con mi reporte.

   Ya el dinero de los servicios de los siguientes dos meses estaba apartado así que tengo un peso menos en mis hombros para poder comprarla.

   La dispensa está abastecida hasta un mes cortesía de mi amigo JiDong, éso es un punto más para poder adquirir ésa MacBook que he estado necesitando por mucho tiempo.

- Americano descafeinado, por favor - una voz profunda me sacó de mis pensamientos, y cuando me volteé ví al chico monótono que siempre hacía mi último pedido antes de terminar mi turno de la tarde.

- En un momento. ¿Me permite su identificación? Por favor - pregunté amablemente como de costumbre.

- ¿Porqué? - mis ojos se abrieron ligeramente a causa de su respuesta.

- S-son políticas del establecimiento, ya debe haberlo visto en la entrada de la tienda - respondí con la voz temblorosa, nunca había entablado una conversación con alguien que no fuera mi mejor amigo y menos en éstas circunstancias.

- Éso ya lo sé... - hizo una pausa, mientras yo veía avecinarce lo peor.

- ¿En... tonces? ¿Qué le molesta? - volví a el con más miedo que antes, ningún cliente antes se había enojado conmigo.

- ¿Ves? Lo hiciste denuevo - ésta vez lo miré confundido.

- ¿Perdón? - pregunté, frotando un poco mi nuca.

- ¿Porqué usas modalidades conmigo? - me asombré con aquellas palabras que salieron de su boca y el aún seguía tan sereno y sin expresión en su rostro, algo que me daba escalofríos. - Apenas cumplo los diecisiete y creo que tú tienes la misma edad o hasta menos.

- Ohh! Lo lamento mucho, como ya había dicho antes, es mi deber como empleado tratar con amabilidad y respeto a los clientes. - sonreí grandemente después de responder.

- Está bien, pero ya no lo hagas. - Ví que sacaba de su bolso unos billetes para pagar. - Me incomoda de cierta forma.

-Discúlp... A! - reí, retractándome de las palabras que iba a decir. - Toma, tu Americano descafeinado está listo! - le tendí el vaso de polietileno, poniendo al final un aro de cartón que se suele colocar para proteger las manos del calor.

- Ya no te disculpes. - recibió la bebida y me entregó el dinero. - Y... gracias por el café. - Alzó un poco el vaso antes de irse a sentar donde siempre.

   Exhalé más calmado luego de que se retiró, me sentía menos nervioso y tenso hora. Sin dudas hablar mucho y hacer nuevas amistades no era lo mío, y la única excepción era JiDong Hyung, con el fué diferente ya que llevábamos mucho tiempo como compañeros en el programa de idiomas de la secundaria.

   Desde que entré, mis calificaciones en el Hangul eran pésimas y el profesor me sugirió conseguir tutoría con alguno de mis compañeros. La idea me ponía lago nervioso pero no era opcional, debía mejorar en la materia para poder avanzar con los demás.

   Así que ése lunes me decidí por buscar un tutor entre los chicos de mi clase, la mayoría no tenía tiempo o simplemente me rechazaba. Era difícil en verdad, pero el rayito de esperanza estaba allí, sentado en la cafetería y haciendo malabares con un lápiz en su mano.

Ӿłł / WinεDonde viven las historias. Descúbrelo ahora