Capítulo dieciocho

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Habían pasados dos semanas desde su salida a la playa y se podría decir que todo continuaba normal. El colegio agotaba un poco la energía de los niños, más bien la de Félix, porque Jisung tenía pilas recargables que nunca se acababan. Chan se pasaba dos o tres tardes en la casa de Minho o si no el pelirrojo los visitaba en el departamento. Todos ya se habían acostumbrado a la presencia del pelirojo, Hyunjin siempre aprovechaba esos momentos para molestarlo como buen padre que era.

Habían tenido que volver a ir al centro médico para una nueva revisión, la doctora les había dicho que ahora se veían más confiados y se notaba el apego que habían generado con los niños. Ese mismo día comenzaron con el papeleo para hacer la adopción oficial, sabían que sería un proceso largo y difícil pero no perderían la fuerza para luchar por sus niños. Además tenían excelente recomendaciones de la psicóloga y la asistente social, eso ayudaría a facilitar el trámite. Aunque para ellos no fuera un simple trámite, para ellos era un seguro de que siempre estarían juntos.

Seungmin se había mantenido ocupado por sus exámenes y además porque su jefe le había dado trabajo extra. Odiaba al jefe de su novio con todas sus fuerzas aunque ni siquiera lo conociera, odiaba que le diera más trabajo de lo normal. Ya habían tenido una conversación sobre renunciar a ese trabajo pero Seungmin se había negado, primero tenía que encontrar otro que le asegurará el mismo tiempo y dinero, aunque esté fuera lo de menos.

Chan, Minho, Félix y Jisung se encontraban en la habitación de los niños viendo el rey león porque el pelirrojo aseguró que no había ser humano que no haya visto el rey león, Hyunjin lo confirmó. Escuchaba el sonido del televisor en la sala donde el se encontraba trabajando en unos planos que su jefe le había encargado, aún debía seguir ayudando a Yeonjun con su casa pero eso no lo consideraba trabajo ya que se había hecho amigo del pelinegro y los ratos juntos se la pasaban riendo.

Sonrío cuando escucho las escandalosas risas de sus pequeños. Tenía una lista de sonidos favoritos, el primero eran los ronquidos de Seungmin y el segundo era la risa de sus bebés. Sabía que estaban haciendo un buen trabajo aunque de preocupara todo el tiempo de su comportamiento, quería ser un buen ejemplo.

Luego se puso a pensar en Seungmin, en realidad en los padres de Seungmin. El chico le había dicho que había tenido una conversación con ellos y que querían conocer a los niños. Se sorprendió al saber que sus padres sabían absolutamente todo sobre la vida de su hijo, de que Seungmin les hablaba con amor sobre sus hijos y sobre el. Los adultos querían conocer a los que ya llamaban sus nietos así que habían decidido viajar ese fin de semana a su casa, era alejado de la de ciudad pero Seungmin le había dicho que era un lugar maravilloso.

Se sentía preocupado de no ser lo que sus suegros esperarán de el, no quería que se llevarán una mala imagen o que pensaran que era un mal partido para su hijo. Se moriría si no lo aceptaban, el menor le había dicho que su relación su padre era perfecta. ¿Y si no le agradaba a su suegro? Suspiró ¿Si su mamá supiera reaccionaria igual? ¿Querría conocer a sus nietos? ¿Les tomaría el mismo cariño sin si quiera conocerlos?. Entendía muy bien de dónde había sacado su corazón el pelinegro, sus padres eran personas maravillosas que esperaba poder agradar.

Levantó la mirada cuando sintió la puerta de la entrada abrirse, era Seungmin que llegaba, pero algo andaba mal ya que sus ojitos estaban llenos de lágrimas y su nariz roja por el llanto.

Se puso de pie rápidamente cuando el menor corrió hacia el para esconderse en sus brazos mientras comenzaba a llorar desconsoladamente. Lo envolvió en sus brazos acariciando su espalda para reconfortarlo y ayudar a que se calmará. Estaba muy asustado porque nunca había visto llorar a Seungmin de esa manera y no sabía que pasaba.

› Padres ꙳໋͙ HyunMin ⌕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora