Capitulo 5

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Nos encontrábamos sentados frente a frente, ella jugueteaba con sus pequeñas manos en busca de tratar de tranquilizarte. No tenía el valor de mirarme a los ojos, pero no podía culparla casi nos matamos el uno al otro hace unos minutos. Sus ojos finalmente se cruzaron con los míos—Podemos tratar de dejarlo así, fingir que nada paso. Olvidare que si quiera vi tu rostro y tu olvidaras el mío ¿No te parece una mejor opción? —Trato de razonar conmigo, pero era imposible, lo único que quería ahora eran respuestas y ella las tenía.

Al darse cuenta que no me inmutaba y no pensaba retroceder se tensó—No, necesito respuestas y saber la verdad ¿Qué eres? ¿Hay más como tú? —Me sentía como un idiota por no haberle creído a ese maldito viejo, pero no sé qué tantas cosas de lo menciono eran reales o simple falacias—Viví en la ignorancia por mucho tiempo, estoy harto de que me vean como un estúpido.

—Pero, lo que tengo que hacer para que no hables es muy peligroso—Ella pedía como suplica para que reaccionara— No me obligues a hacerlo...Por favor—Eso ultimo sonó como una petición de clemencia.

—Lo siento, pero no puedo fingir que tú no existes, ni todo lo que viví fue falso—Me acerque más a ella—Has lo que tengas que hacer, no te culpare. Pero quiero saber la verdad, es lo único que te pido.

Ella negaba con su cabeza numerosas veces—¡Tú no lo entiendes! Si me fallas podrías morir, por favor no quiero hacerlo—Ella suplicaba que no la obligara a hacer esto, pero era algo necesitara—No puedo mencionarte más, pero si lo hago tu vida estaría en riesgo ¡No lo vale!

Quiero saber que es tan importante para que un hombre perdiera la cordura, se sintiera feliz por la muerte de su esposa y que atreves de sus ojos viera a su hijo como una herramienta ¿Cómo mi padre termino así? ¿Estaba dispuesto a sacrificar una vida que ni consideraba propia?

—Para mí lo vale, nunca he hecho algo que me haga feliz—Tome sus manos con delicadeza, no quería que se tensara de nuevo y me alejara— Ya hace mucho tiempo que mi vida dejo de ser mía, pero te diré algo—Mi agarre se intensifico, mi mirada se había vuelto petrificante y decidida. Ella solo se sorprendió por mi acción— Si intestas traicionarme después de hacer esto, te juro por mi madre que se encuentra en el sueño eterno. Que te matare con mis propias manos ¿Entendido? —Asentía asustada de forma desenfrenada—No serás la única que debe llevar en sus hombros el peso de matar al alguien, así que espero que lo entiendas.

Sus labios temblaban, sé que quizás me habría sobrepasado. Pero mi vida no sería la única que estaría en juego—Esta bien...—Aun sostenía mis manos, no planea soltarlas por nada del mundo.

Dejo salir un suspiro y me miro directo a los ojos, ese intenso color ámbar sentía que atravesaba mi cabeza. Empezó a expulsar de sus pulmones aire, este era caliente e intenso. Sentía poco a poco como el calor de mi cuerpo se desprendía de mí, mis manos se tensaban. Se tornaron de un color violeta, estaba tan rígidas como una piedra.

Sentía como mi piel crujía, si hacia un mal movimiento podría romperse. Me helaba la sangre, sentía como mi cuerpo estuviera cubierto por una capa hielo, quizás a si sentirá será ser enterrado por una avalancha. Mis labios estaban partidos, mi garganta y mis dientes chirriaban por la falta de color.

Cuando sentí que podía morir por una hipotermia, como la salida del sol después de una tormenta un calor se instaló en mi garganta. Este era como un beso de un ángel, que me devolvía a la vida. Ese calor se expandió por mi cuerpo como una cascada, volvía a recuperar el color en mis mejillas y en mis manos. Podía expulsar un suspiro cálido lleno del frio que se había plantado en mis pulmones.

Ella volvía a respirar con normalidad, se encontraba más calmada después de sentir el calor de mis manos. En su mirada podía verse lo aliviada que estaba, a pesar de la amenace le preocupaba llevarse mi vida. Finalmente, nuestro agarre se soltó.

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