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—Seungmin, enserio, necesito tu ayuda

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—Seungmin, enserio, necesito tu ayuda.—

El mencionado suspiró fuertemente.

—No, Minho ya te dije que no te puedo ayudar, no es que no quiera.— mencionó desviando la mirada, no queriendo encarar el rostro preocupado de su amigo. —Tengo mis propios problemas, necesito cuidar a Félix.— en cierta parte, tenia razón.

—Intansolo dime algo que nos pueda ayudar o proteger, por favor Seungmin.— Minho jadeo cansado por la situación en sí.

—Ya te dije, necesitas liberar el alma de Jung Soo... pero, creó que hay algo que te puede proteger. Espera aquí.— Seungmin entró a su casa por algo mientras el castaño acataba la orden.

Después de unos pequeños minutos, Seungmin regresó con algo entre su mano.

—Esto te puede ayudar.— Seungmin se lo mostró, era un cadena de plata con una medalla, la medalla era un especie de ojo raro tipo egipcio pero no dijo nada.

Por inercia extendió la mano pero el otro negó con cabeza, alejando la cadena de Minho.

—Tienes que colocártelo en el cuello si quieres que funcione.—

Minho sintió un escalofrío, algo no le daba buena espina pero no podía desconfiar de un amigo tan cercano como Seungmin... ¿verdad?

Asintió y se dio la vuelta para que Seungmin pudiera colocar la cadena, sintió como esta rozó su cuello y se sintió algo inquieto, no le gustaba la idea de traer esa cosa.

Soltó un suspiro profundo, pidiendo no tensarse.

Siente las manos de su amigo acariciarle la espalda, no evita removerse un poco incómodo.

—No te tenses, no es nada malo, al inicio se siente raro, lo sé pero te acostumbraras.— motivó este para separar las manos de la espalda de Minho.

El castaño sintió como si le delinearan la espalda con un dedos pero no dijo nada, en cambio miró a Jeongin, quien los veía atentamente a unos pasos de ellos y después se dio la vuelta para ver a Seungmin de nuevo.

—Gracias Seungmin.— agradeció Minho y el pelirrojo sonrió.

—No me agradezcas y recuerda, ella te puede ayudar, sólo escúchala. Limpia el nombre de ella y todo se solucionará.— Seungmin se ladeo, inclinándose un poco hacia enfrente, dejando que la camisa algo holgada de botones blanca, sin ninguna arruga, cayera por sus hombros.

Haciendo que Jeongin viera una figura rara trazada justo en medio de la epidermis de las clavículas.

—Eso de ahí.— señaló, recibiendo la atención de ambos adultos. —¿es un tatuaje?—

Seungmin inconscientemente cubrió rápido donde estaba señalando con la palma de su mano. Otra vez regresó ese ambiente raro y tenso de siempre.

—No.— respondió mientras se enderezaba aún sin despegar la mano de su casi pecho. —Es una marca de una quemadura que me hice hace ya unos años...es horrible, que bueno que no la viste de cerca.— el pelirrojo menciona con un tono medio extraño, difícil de descifrar y le sonríe al adolescente.

𝕹𝖔 𝖙𝖔𝖖𝖚𝖊𝖘 𝖑𝖆 𝖕𝖚𝖊𝖗𝖙𝖆.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora