Parte Uno.

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Advertencia: En esta historia no son menores, ambos tienen más de 18.




Baji salía del hospital con una cara no muy agradable y afuera lo esperaba Chifuyu, su mejor amigo.

-¿Qué te dijeron?, ¿estas bien?, ¿no es nada grave?. -interrogó Chifuyu. Estaba angustiado desde esa mañana cuando Baji le pidió que lo acompañara al hospital.

-Vámonos. -dijo sin más ignorando las preguntas de su amigo.

-Pero quiero saber.

-Vámonos, te lo contaré después. Tengo hambre.

No dijo nada más y camino a su lado. ¿Por qué iba con esa cara?, ¿qué le habían dicho ahí dentro?.

Entraron a un restaurante cerca de un parque, solían ir ahí porque la comida era barata y sabrosa.

Dentro estaban Mikey y Draken.

Mikey estaba molesto porque la malteada que pidió no tenía encima una fresa y en su comida no había una banderita del menú infantil. Lo típico.

El mesero se disculpo por lo sucedido y se ofreció a ir por la fresa, solo que ya no había banderitas.

-Toma Mikey, tú banderita. -habló Draken sacando una pequeña banderita de quien sabe donde y la coloco sobre la comida de su amigo.

-¡Oh, gracias Kenchin!. -dijo feliz.

Draken sonrió de lado, los ojitos sin vida de Mikey brillaban por su comida. Draken amaba ver eso, tal vez era la razón de que llevara consigo una banderita siempre que salian a comer.

Baji y Chifuyu solo los saludaron y se sentaron unas mesas adelante. Sabían que cuando Mikey comia ni siquiera los notaría, sólo Draken les devolvió el saludo con una sonrisa y agitó su mano.

-Baji. -habló el rubio.

-¿Quieres una hamburguesa?, yo pago. -sonrió mostrando sus dientes y dejando ver los colmillos.

-Baji. -volvió a decir.

-Dime, Chifuyu.

-¿Qué te dijeron en el hospital?, ¿estas bien?.

Baji suspiro y asintió.

-Te lo diré después de comer.

~~~~

Subían tranquilos las escaleras del edificio en el cual vivían.

-¿Y bien?. -preguntó cuando llegaron al piso en el que vivía el peliteñido.

-¿Sabes?, eres muy entrometido. -dijo irritado mirando hacia arriba.

-Me preocupo por ti.

-No deberías.

-Pero lo hago. -dijo abriendo la puerta de su casa.

-¿Y si algún día no estoy?, sería tonto que llorarás mi muerte. No quiero que llores mi muerte, deja de preocuparte por mi.

-Baji, eres importante para mi, lo tonto sería no preocuparme por mi mejor amigo. -sonrió.

Baji mantenía un rostro sin expresión, pero en su interior moría por darle un fuerte abrazo al chico frente a él y se preguntaba si sería buena idea seguir con la broma.

No era una mentira que estaba enamorado de su mejor amigo desde hace un tiempo, lo sabía con claridad aunque si tardó en aceptarlo.

¡No me hagas esto! || Bajifuyu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora