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-Pero.... ¿Hay algún delincuente de esos hospedado aquí? - Pregunte temiendo que volviera a pasar.
-No, oh bueno.... No que yo esté informado. - Respondió el médico, lo cual me dejó más preocupado que antes.
-Preparé todo lo necesario para trasladar a Jessica a casa por favor. - Dije sin más, temía por nuestras vidas.
Jessica, se veía tan débil, tan frágil... Por alguna razón dentro de mí crecía cada vez más el deseo de cuidarla ¿Acaso estoy sintiendo algo más por ella? ¡Calla! No puedes estar hablando en serio.
-Le recomendaría esperar veinticuatro horas para trasladarla, la señorita está muy bebil y podría afectar la en el proceso. - Comentó el doctor, lo que me dejó totalmente pensativo pues... Si no la sacaba de aquí probablemente volverían a atacarnos, porque si, sabía muy bien que venían por ella, esas voces en el bosque lo dejaron claro. ¿Qué debo hacer?.
-Deme algunas horas para pensarlo doctor, la verdad es que su seguridad me preocupa. - Declaré sin darme cuenta de mis palabras.
-Si que debe quererla mucho para cuidarla como lo hace, y déjeme decirle que eso señor Leonardo, no lo hace cualquiera. - Soltó el doctor así, de la nada.

¿No lo hace cualquiera?
¿Qué querrá decir con eso?

-Quizás así sea doctor, pero desde niño me enseñaron a que debo proteger a las mujeres, porque ellas son una joya que adorna la tierra, una especie en extinción que provee amor a cada paso que da. - Añadí, tratando de explicarle algo que ni yo entendía muy bien.
-Eso me queda claro, pero por como habla... Estoy seguro de que usted está enamorado de la paciente o al menos esta sintiendo algo. - Terminó diciendo antes de marcharse.

¿Me estaré enamorando?

No, no creo que esto sea amor, más bien es coincidencia, y solo es un instinto protector.

-¿Hola? - Escuche decir a mi espalda.
-¿Como te sientes? - Pregunté enseguida al verla reaccionar, con su carita pálida... Aún así se veía preciosa.
-Un poco mareada pero.. Creo que mejor que antes - Dijo mientras intentaba acostúmbrarse a la luz. !!Es tan preciosa.!!
-Entiendo, tranquila iré por él médico para que te revisé - Dije mientras daba la vuelta para salir al pasillo.
-No, no es necesario... Esperemos un poco, no quiero quedarme sola. - Dijo en un suspiró, sus palabras hicieron eco dentro de mí...¿No quiere quedarse sola, o no quiere que la deje sola?.
-Está bien, si así lo quieres esperemos un poco. - Terminé por decir.
-Gracias por cuidarme, eres muy amable - Dijo ella.
-No tienes que agradecer Jessica, extrañamente siento la necesidad de cuidarte, y justo por eso nos iremos de este hospital.... Según escuche, no fue un accidente lo de la explosión, si no un atentado... - Añadi, necesitaba callar... Tampoco tienes que asustarla Leo.
-Son ellos... - Dijo y se formó un silencio incómodo.
-¿Son ellos? - Pregunté.
-Olvida lo que dije, solo pensé en voz alta - Se apresuró a decir.
-No es tan fácil que eso ocurra, confía en mí... Te he estado cuidando por muchas horas, creo que merezco saber a que me enfrentó para poder defenderte mejor - Termine por decir.
-Leo... Cuando era niña a mis papás los mataron frente a mi en el bosque, el lugar en el que me encontraste fue mi hogar hasta que unos sanguinarios acabaron con la felicidad que en el había - Sus ojos se tornaron tristes, y algunas lágrimas se asomaban. - Yo debería estar muerta como ellos, pero alguien tomó mi mano y me sacó de ahí, nunca supe quien fue y porque me salvo. - fue lo último que dijo antes de limpiar sus lágrimas.
-Perdóname, no quería hacerte recordar algo tan doloroso para ti.... Debo confesarte algo, no se si sea el destino pero por alguna razón estamos aquí. - Añadi.
-No tienes que pedir perdón, lo sabías lo dura que es mi historia.. ¿Confesarme algo? - Preguntó un poco aludida.
- Tienes razón, no lo sabía pero debo aprender a tener más tacto.... Y si, hay algo que debes saber - Respiré profundo, no podía creer que esa niña a la que saque del bosque hace años, es ella, y está aquí junto a mi.
-Entonces... Dime - Dijo.
-Quién te rescato de los sanguinarios fui yo Jessica - Su expresión me asustó un poco, ella no se lo esperaba y la verdad... Yo tampoco.
-¿Cómo? Esto no es cierto - Dijo sin poder creer lo que decía.
-No sabía que eras tú... Realmente acabo de enterarme - Confesé.
-¿Porque? ¿Porque me salvaste? -
Preguntó.
-Cuando vi a los sanguinarios matar a tus padres, un instinto protector surgió en mi, y sin pensarlo ya te haría de la mano... Fue tan rápido que no pude ni pensar, es algo que ni yo entiendo... Pero ese mismo instinto de protegerte aún está en mi, no sabía porque pero lo que sí se es que no quiero ni puedo dejarte sola - culminé.
-Pase toda la vida preguntándome si volvería a ver a mi Salvador... Y mira estas justo aquí - Dijo sonriendo.
-Eres tan hermosa - Pensé.
-Se que lo soy - Dijo ella riendo, ¿pensé o lo dije?.
-¿Lo dije en voz alta verdad? - Pregunté tapando mi rostro.
-Digamos que pensaste en voz alta, pero no estas tan errado en lo que dices, y pues para que no te avergüence te diré que tú no estás nada mal, te doy dos G - Dijo.
-¿Dos G? Ahora si quedé bien confundido - Dije mientras acariciaba mi cabello.
-Si, tres G. Generoso y guapo - Fueron sus palabras, pero debía admitir que su sonrisa me hipnotizaba.
-Eres bastante ocurrente - Dije minutos después.
-Me encanta que las personas sonrían, la felicidad da color al mundo - Suspiró.
-En eso tienes razón, pero un mundo lleno de amor es capaz de cultivar la felicidad por montones, una vez leí en alguna parte, que "Una sonrisa sincera vale más que un abrazo disfrazado de amor", y estoy seguro que el escritor era un poeta, un enamorado no correspondido - Dije tratando de explicarle.
-En eso estoy de acuerdo contigo... Puedes buscar bien la cita y libro donde leíste eso, quisiera leer a profundidad cada palabra - Dijo antes de mirarme fijamente. Y yo había entrado en un mar de nervios, pues las palabras citadas eran totalmente de mi autoria.

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