Dias de nieve

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Y así de pronto llegamos a los dieciséis, una etapa bastante complicada, quien diría que en un año perdería la mayor parte de mis amigos

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Y así de pronto llegamos a los dieciséis, una etapa bastante complicada, quien diría que en un año perdería la mayor parte de mis amigos.

Un año en el que Lu ya no estaba y aunque no estaba muerto en esos tiempos para mi si, se había ido y hace apenas unas semanas también había perdido a mi Sammy.

Ahora más maduro había comprendido lo que las muertes a esas alturas significaban, una que le dió paz a su sufrimiento y dolor que llevaba por años, una que a pesar de ser esperada había dolido hasta el alma.

Sin embargo ese día... ese día era el que perdería a mis chicos para quedarme solo.

Desperté con mi madre tirándome de la cama al suelo.

—Arriba Santiago que se te hará tarde —regaño.

—Pues llévame tu —dije acomodándome en el suelo.

—Oh no, me costó mucho que te aceptaran de nuevo en el autobús para que me salgas con esto —sentenció.

Me giré para verla.

—Ya no me amas verdad —me quejé.

—Más que nada en este mundo, pero no pongas a prueba ese amor —sentenció para quitarme la cobija.

Bufé para levantarme y cambiarme, odiaba la nieve y el puto frío más que nada, terminé con ropa térmica, la playera y el suéter extra, eso si con calcetas dobles.

Bajé para desayunar, papá se había ido temprano para mi suerte.

—¿Y ya tienen pareja para el baile? —preguntó mamá emocionada.

—Si, yo con Rob y Sofi con Bob—conté cansado.

—No iré con tu amigo —se quejó.

—Entonces irás sola porque no te dejaré que vayas con ningún pendejo —señalé.

Sofi miró a mamá molesta.

—Cariño yo no puedo hacer nada es decisión de tu gemelo arréglate con el —le recordó ley que iba para ambos.

—Bien pero si te viene chillando no me regañes —amenazó.

Sonreí victorioso, los gemelos llegaron para saludar a mamá... mamá aún les temía pero ya les habías encontrado el lado bueno.

Al salir Sofi se iba quejando de mi.

—Me vale madres que me quieras proteger yo quiero ir al baile con Perry y...

Le cerré la boca con una de las mejores formas que conocía... una bola de nieve.

—Algo más hermanita —sonreí.

Crónicas de un amor futuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora