ˇ🍥۰۪۫¸ Papi y bebé.

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Da una calada profunda a su cigarrillo, alejando su brazo hasta el cenicero que descansa en el buró junto a él. La única luz que alumbra la habitación viene de una larga lámpara, parada en la esquina derecha del lugar. Su luz es naranja, tenue. En 5 minutos ya se ha fumando dos y éste es su tercero. El humo se le atasca por la garganta pero no toce, simplemente se queja en un gemido. Y no precisamente por culpa de esa nubecilla negra.

Kyungsoo está haciendo su trabajo, chupando a Jongin. Sabe que a su bebé le encanta hacerlo y no podía negarse a sus pedidos para jugar.

Siente como el menor aprieta la base de su pene, chupando la punta, haciéndolo gemir roncamente. La colita de Kyungsoo rebota sobre su cabeza por los movimientos que hace.

Algunos cabellos se escapan de ella, cayendo al rededor de su rostro. Haciéndolo lucir más hermoso y delicado de lo que ya es por costumbre.

Llevaban así, tal vez ¿año y medio? Jongin cree que si. Ninguno de los sabía como habían empezado. Sólo recuerda que un día Kyungsoo ya estaba empotrado a la meseta de la cocina, gimiendo por su Papi que estaba en lo más profundo, dentro de él. Al principio habían pensando que sería cosa de una vez, porque el rizado se sentía culpable. Jongin lo entendía, pero necesitaba más. Las cosas se fueron haciendo frecuentes. Cada mes, cada semana, cada tres días... todos los días. Kyungsoo comenzó a llamarlo Papi y desde ahí el castaño se dio cuenta que no iban a parar.

Nadie sabía de esto, sólo Jongin y Kyungsoo. O eso era lo que el mayor creía, porque el de ojos verdes le había contando todo a su primo Baekhyun, quien juró mantener la boca cerrada. Y ha cumplido su juramento. Obviamente, Alanna no estaba enterada de eso. A Jongin le daba un poco de risa, incluso, a veces ellos eran muy obvios. Se guiñaban los ojos, se envían miraditas y la mujer ignoraba todo ello. Seguro estaba tan atareada con la boda, que no podía pensar en nada más.

Jongin sale de sus pensamientos cuando los dientes de Kyungsoo aparecen en el acto. Su cara se contrae de placer, juntando las cejas y cerrando los ojos. Como instinto, alza las caderas, pidiendo más. Alcanza el fondo de la garganta de rizado, provocando una arcada. Eso no lo desanima, al contrario. Ayuda a que haga su trabajo más rápido y profundo. Las uñas esmaltadas en negro de Kyungsoo se entierran en las caderas de Jongin, cuando él comienza a restregarse contra el colchón. Alanna siempre odió que Kyungsoo fuera tan femenino. Que usará esmaltes, cosas en el cabello, y que tuviera largo éste mismo. Todo eso es lo que Jongin ama. Ama a su delicado bebé.

—Papi... —Kyungsoo se queja con voz rota.

Sigue frotándose, imaginando que es su Papi quien lo toca. Le encanta chupar a Jongin, porque sabe que lo disfruta. Además, cuando termina le dice que ha sido un buen bebé, tomándolo todo hasta el final. Hoy su Papi sabe a fresas, posiblemente por el jabón de baño.

Cuando el rizado entró a la habitación para acomodar la ropa limpia, Jongin estaba saliendo del baño. Con el cuerpo y cabello húmedos, una toalla colgaba por el borde de su cadera. Kyungsoo le había sonreído inocentemente. Cuando terminó, el castaño ya estaba recostado en la cama, tocándose a él mismo. Los ojos verdes del joven habían brillado en total deleite de ver a su Papi así.

—¿Puedo jugar contigo, Papi? —Kyungsoo preguntó, acercándose a él, lentamente. Observando las manos del castaño subir y bajar por su grueso y largo falo.

Jongin le sonrió de lado.

—Sabes que si, princesa.

Kyungsoo ama ser llamado así. Le gusta que al momento de estar con Jongin, le hable de manera delicada pero sucia a la vez. Siempre diciéndole apodos como: Bebé, nena, o el favorito de Kyungsoo. Princesa.

Porque él es la princesa de Papi.

Entonces, con una mano sostiene la polla a Jongin, y con la lengua traza todas y cada una de las venas que sobre salen de la erección. Tiene la punta roja, casi morada y húmeda de la saliva de Kyungsoo y el líquido preeyaculatorio. Oye al mayor jadear por falta de aire. Lo conoce muy bien y sabe que es lo que le gusta o no. Esto le encanta. De un sólo golpe, se mete todo la boca, tarareando de gusto. Jongin gime por las vibraciones de la garganta de Kyungsoo. Se siente tan bien que pronto se correrá. Pero hoy no tiene ganas de hacerlo en su boca.

—Venga, bebé. En cuatro, ahora. Papi quiere comerte antes de follarte como te gusta.

Kyungsoo da una última lamida a la ranura de la cabeza, limpiando el líquido de presemen que sale. Siente desfallecer por la propuesta de Jongin. Le encanta ser comido por su Papi.

—Quítate la ropa.

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𝘛𝘰𝘥𝘰 𝘱𝘰𝘳 𝘱𝘢𝘱𝘪. [𝘒𝘢𝘪𝘴𝘰𝘰]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora