;abandono

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Por mucho que odiara admitirlo, Baji había pasado incontables noches despierto imaginando cómo habría sido conocer a un Chifuyu capaz de reconciliar sus sentimientos.  No solo el amor que sentía por él, sino también el odio, la rivalidad, la rabia, la compañía y tantas otras cosas ... le encantaría conocer a un Chifuyu realmente enojado por un abandono a gran escala.

  Ambos eran destructivos y estúpidos.  Cada uno de una manera diferente, pero al final ambos lo fueron.  Y eso solo lo demostraron en su forma de ejecutar las cosas.  Ambos eran personas, humanos con sentimientos, pero también, eran bastardos atados de por vida a la mafia.  Baji recuerda bien el día en que Mitsuya lo llamó desesperado.  El chico de esa llamada trató de no mostrar la gran preocupación que sentía, así como el asombro y el miedo que le causaba la resistencia de Chifuyu al dolor y al miedo.

  Cuando Baji llegó a un matadero real, no le sorprendió que el costado del cuello de Chifuyu no dejara de sangrar y que ya hubieran vendajes en su lugar, vendajes que ya habían sido destruidos por la bala que lo había rozado.  El rubio no se había inmutado cuando se encontró cara a cara con el aspecto moribundo de Baji apuntándole con un arma que ya le había disparado.  No hizo ningún movimiento, ni una pizca de asombro en sus ojos, ni siquiera una irregularidad en su respiración, nada.

  Baji sabía que el disparo no lo mataría, ahora tendría otra cicatriz en la piel de su cuello.  No era nada, estaba acostumbrado y seguro que ya había sufrido heridas mucho peores.  Detendría el sangrado, limpiaría y desinfectaría el área y luego la cubriría con vendajes nuevamente.  Pero nada se borraría de su mente, porque por primera vez su cuerpo se estremeció cuando intentó apretar el gatillo.

  Ahora Baji no sabe claramente cuánto tiempo ha pasado desde que Chifuyu está inconsciente, derramando sangre en diferentes partes de su cuerpo.  Baji trató de hacer que su niño interior celebrara la falta de miedo de Chifuyu, pero el adulto ganó ahora, lamentándose de que su falta de miedo significaba que no le importaba perderse o perderlo, y eso era solo porque Baji ya no existía en el corazon de Chifuyu, y solo fue una herramienta que le permitió cumplir sus misiones.

  Era raro que Baji llorara, pero esta noche se permitió no contener las lágrimas mientras acariciaba suavemente la mejilla de su inconsciente compañero.  Solo entonces se permitió confesar todo lo que sentía en un susurro quejumbroso que poco a poco aumentó su tono, interrumpiéndolo varias veces gracias al llanto patético y desconsolado del que tristemente fue víctima.

  Debería sentirse mal por ese patético estado, pero no le importaba: acariciaba suavemente la mejilla de Chifuyu, mientras su otra mano lo tomaba con fuerza por el pecho y finalmente soltaba todo lo que había guardado en él durante todo ese tiempo.

Alexitimia | BajifuyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora