El día de partida de Seungmin se acercaba cada vez más y con ello, dejar a Changbin y Simba atrás, en su pasado.
Aunque el menor intentó de todo para no acercarse más a Changbin, había caído completamente enamorado de él, tan enamorado, que si el más alto le pidiera que se quedara o que fueran algo más que amigos, el aceptaría sin duda alguna.
Solo que ahora todo cambió. Parecía que Seo estaba más distante con él de lo normal, ya que pasaban casi todo el día juntos y dormían abrazados hasta que salía el sol, ahora eso no sucedía, el más grande parecía estar siempre ocupado y rara vez despertaba a su lado.
Eso hacía que el bonito corazón de Kim Seungmin doliera.
Pero tal vez esta era la forma en la que Changbin trataba de proteger a su corazón de una dolorosa despedida, porque quería evitar encariñarse aún más con su menor aunque el sabía perfectamente lo mucho que ama a Kim.
Changbin no quería ser egoísta, no quería amarrar a Seungmin a él cuando probablemente sus sentimientos no sean correspondidos, porque no quería alejarlo de sus seres queridos para dejarlo en un lugar en medio de la nada como la reserva. Lo amaba tanto que prefería dejarlo libre antes de amarrarlo a él y a un montón de animales a los que llamaba familia.
Siempre se sentaba a observarlo cuando cuidaba de los rinocerontes huérfanos o cuando jugaba con Simba y los demás leones. Le gustaba acostarse y ver a Seungmin dormir, ver esas bonitas pestañas, y esos bonitos y esponjosos labios rosaditos que tanto deseaba besar.
Era tan tierno cuando los pequeños monos se subían sobre él y le robaban comida o cuando les ponía pañales para que durmieran con ellos. Estos momentos eran sus favoritos porque parecían una familia: los pequeños monos, Simba, Seungmin y él.
Había sufrido tanto en el amor, que es una de las principales causas del porqué terminó en esa reserva.
Suspiró cansado, no había dormido otra vez.
Movió un poco el cabello de Seungmin y depositó un pequeño beso en su frente antes de levantarse de la cama y prepararse para trabajar, ya que era la única manera en la que podía evitar a su menor.
Lee sabía lo que su tonto amigo hacía y a Changbin le daba la impresión de que Simba también. Parecía que él león de casi seis meses trataba de que pasaran tiempo juntos y sentía que lo recriminaba con la mirada.
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