Poesía 1. Capitulo III. Alianzas

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Yerk Trownth, Reino de Brittinia, 3 de noviembre, 1553 (cinco años atrás)

- Bienvenido príncipe Aityon, hijo de Romeu Cariotte, este será tu nuevo hogar y tu centro de estudios por los próximos 5 años, debes sentirte emocionado, pocos hombres son afortunados de tener la oportunidad que se le ha prestado – Un hombre esvelto, aproximadamente de 50 años dirigía la carrosa donde se encontraba Aityon, justo acababan de abrir la enorme puerta principal del castillo, el príncipe de Saint Ouest Bertreth echaba un ojo a su al rededor, estaba asombrado con la inmensidad del castillo mientras se asomaba desde una de las ventanas de la carroza y en cada lado de esta los acompañaban hombres de la guardia de Yerk Trownth, quienes tuvieron la tarea de mantener seguro el viaje desde la frontera, mientras Aityon continuaba admirando la infraestructura, << hay demasiadas habitaciones y las torres incluso parecen el doble de altas que en mi comarca >> pensaba y abriendo la boca levemente, era inevitable, ya quería descubrir que hay en cada cuarto.

Al entrar al castillo y llegando al centro del patio principal se acercó una familia a recibir a Aityon, Una pareja, nada más y nada menos que los reyes de Yerk Trownth y sus hijos gemelos; Elliot y Edward quienes fueron presentados por su padre, el rey Wensten Melleth, así como su esposa Arianne.

-Estamos presenciando un momento muy valioso, el futuro de nuestros reinados cara a cara, nuestros príncipes van a fortalecer nuestra alianza – El rey miraba a sus hijos y Aityon con orgullo, una sonrisa llena de confianza se notaba en su rostro, como si al verlos vislumbrara un gran presagio de plenitud para las próximas generaciones -Debes tener hambre, sé que fue un largo viaje, seguro que tuviste una gran experiencia en tu travesía hasta aquí – una primera buena impresión, Aityon inmediatamente sintió la atención y amabilidad en su recibimiento, incluso a penas al escuchar las primeras palabras de este rey noto esa sensación de un afecto mayor que al de su propio padre.

Para el atardecer la familia Melleth y su invitado se encontraban sentados en una de las salas de la parte alta del castillo, la cena estaba lista, servida sobre la mesa la cual tenía una longitud bastante amplia, abarcando casi toda la sala, había espacio incluso para que 10 personas más, todos se encontraban sentados en "media luna" en uno de los extremos de la mesa para no estar demasiado separados uno de otro.

El techo dentro de esta sala-comedor era muy alto y alrededor en las paredes se observan algunos recuadros de pinturas de diferentes personas de quienes se podría suponer eran otros familiares de los Melleth, pero una de las paredes en realidad estaba conformada por ventanas enormes donde lucían unas cortinas largas de color guinda con bordados dorados, las velas en la mesa principal y en algunas repisas que en sus esquinas eran decoradas con flores, los sirvientes estaban cercanos a la puerta, esperando cualquier llamado para atender las necesidades de la familia y del príncipe invitado, el rey pidió vino y pregunto a su esposa si también deseaba un poco, la reina lo miro con ternura y ella acepto el trago. Aityon noto la calidez de los reyes y como el amor entre ellos mezclaba el respeto y cariño, Wensten además era caballeroso con su mujer, Romeu en cambio no le daba mucha atención a su esposa, todos estos detalles pasaban en la cabeza de Aityon mientras miraba la gentileza del trato de la pareja real, ellos se dan cuenta que los observa y él cambia lentamente su mirada al platillo.

-No seas tímido Aityon, sírvete más por favor – Arianne, una mujer que también reflejaba una persona muy atenta, amable y dulce, Aityon recordó a su madre, es parecida en actitud con la reina de Yerk Trownth, él toma un pan que se encontraba en el centro de la mesa, a pesar que ya estaba complacido con la comida, pero Aityon también quería ser amable por lo cual acepto el ofrecimiento de la reina. La cena hasta el momento era tranquila con los platillos casi vacíos después de disfrutar una buena comida, pero se sentía cierta tensión entre los príncipes gemelos y Aityon que se miraban con extrañeza, completos desconocidos - ¿Por qué el príncipe Aityon ha venido a vivir con nosotros? – Edward parecía estar incomodo de cenar con otro joven que no fuera su hermano gemelo.

POÉTE MACABREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora