2.- LA RAIZ DE MIS PROBLEMAS

201 31 4
                                    


Llegamos al hotel gracias al auto alquilado de Zack. Me quedé sin palabras al ver un gran y elegante edificio repleto de luces las cuales irradiaban aún más de noche. Habían demasiadas personas, tantas que casi no podían ver el suelo, la gente entraba y salía por las grandes puertas de vidrio, algunas cargaban maletas, otras cajas, una que otra miraba papeles o hablaba por teléfono.

—Alguien podría decirme ¿cómo demonios vamos a entrar ahí? —suspiré algo frustrada.

—Ya veremos qué hacer —dijio Zack.

Nos tomó algo de tiempo llegar a la entrada pero en cuanto lo logramos varios hombres pasaron a ayudarnos con las maletas.

—¡Bayley sirve de algo y ayuda con el equipaje! —exclamó Zack lo suficientemente alto cómo para ser escuchado entre todo el bullicio.

Seguí a los chicos dentro, en cuanto entré por esas grandes puertas pude darme cuenta que el interior del hotel era mucho peor de lo que imaginaba. Todo era un caos, totalmente imposible que llegáramos a la recepción en una pieza, estaba tan concentrada en cómo se vio todo que no me di cuenta cuando comencé a avanzar dejándome atrás.

—¡Oigan! —intenté llamar su atención pero mi voz no era lo suficientemente audible para aquella multitud— con permiso. Dejen pasar —gruñía intentando abrirme paso— ¡ZACK! ¡BAYLEY!

No pasó mucho tiempo hasta que comencé a perderlos entre la gente y mientras más me apresuró más sintió que quedó atrás, comenzaba a desesperarme, así que no se me ocurrió otra cosa que comenzó a saltar con la esperanza de poder verlos sobre las cabezas de la gente.

—¡¿Zack?! —exclamé dando un brinco— ¡¿Bayley?! —di otro— ¡BAYLEY!

En cuanto caí de nuevo al suelo pude sentir que pisé algo, oa alguien.

—¡OYE! —exclamó un hombre.

—Lo siento mucho —hablé dando unos pasos hacia atrás.

De un momento a otro, otro hombre a mi costado se dio la vuelta causando que la caja que traía en los hombros me golpea accidentalmente en la frente haciéndome perder el equilibrio y caer al suelo.

—Ouu —murmuré con molestia— ¡AU! —grité al sentir las ruedas de la maleta de alguien pasar sobre mis dedos— ¡Oiga! —volví a gritar, esta vez al sentir a alguien empujar mi hombro con brusquedad.

Comenzaba a levantarme, sin embargo las personas empujándome por todos los ángulos posibles no ayudaban, fue entonces cuando sentí que alguien tomaba mi brazo para comenzar a guiarme entre la multitud.

—Ven conmigo —fue lo único que alcancé a escuchar.

Me hubiera gustado verlo mejor, sin embargo estaba de espaldas y tenía una gorra impidiéndome ver su cabello. Pronto logramos llegar a una esquina del hotel junto a los elevadores en donde al menos habia suficiente espacio como para respirar tranquilamente.

—¿Estás bien? —me preguntó posándose frente a mi permitiéndome ver su rostro.

—Eso creo —murmuré mirando mi mano con el entrecejo fruncido.

—Bien —respondió con una leve sonrisa.

Mis ojos pasaron de mi mano a su rostro devolviéndole una sonrisa amable, estaba a punto de agradecerle sin embargo no pude.

—¡Mackenzie Foy! —escuché el grito algo molesto de mi hermano detrás de mi lo cual me hizo dar media vuelta con el ceño fruncido— ¡¿dónde demonios estabas?!

—¿Tú dónde estabas? —respondí perdiendo la paciencia.

—No hay tiempo para esto ¿si? Hay que irnos —intervino Zack— esto está cada vez peor.

Entre Bambalinas [TUA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora