CAPITULO 31 - DOLOR

2.5K 216 89
                                    


La llegada de los reyes siempre era un evento significativo. No importaba si estuvieron fuera solo una noche, todos debían salir a recibirlos cumpliendo los protocolos. El pueblo disfrutaba increíblemente el despliegue de riqueza y soñaban con llegar a ser uno de los guardias que protegían a los soberanos.

Por esta razón cuando Misaki y Asami regresaron al palacio blanco, los vitores y alabanzas de sus súbditos eran igual de entusiastas que el primer día en que llegaron.

Misaki cabalgó despacio con la mirada fija al frente y su mente vagando por cualquier lugar que no fuera el fuerte dolor que tenía. Su parte interior ardía en llamas y cada golpe sobre su caballo empeoraba la sensación. No ayudaba que a su lado, Asami apenas si podía disimular la risa que le causaba verlo sufrir de un modo tan espantoso.

No contento con su vergonzosa situación, el muy bastardo infeliz le ofreció amablemente y delante todo el mundo, prepararle un carruaje donde iría más cómodo. ¡Si! ¡El mismo que usaban las esposas! Ese hijo de... ¿ACASO OLVIDO LO QUE TENÍA ENTRE SUS PIERNAS? ¡EL ERA TAN HOMBRE COMO ASAMI!

Tan pronto como Misaki escuchó tan generosa oferta se negó educadamente, claro, después de mandarlo a comer mierda en un tono que solo pudiera escuchar su infeliz esposo.

Pese a su enfado, no tuvo mas remedio que tragarse la bilis y cabalgar como si estuviera bien con su "amado esposo" ¡en realidad solo quería matarlo! Toda desgracia que caía en Misaki estaba relacionada directamente con Asami, su reino amenazado con la guerra, el matrimonio forzado, la humillación sufrida en el palacio y ahora... ¡su dolor de culo fue causado por él!

Misaki se giró para ver la sonrisa orgullosa del otro con ojos entrecerrados... ¡ojala se te muera la anaconda!

Asami pareció notar el fuego que lo amenazaba, lejos de asustarse se giró para enfrentar el peligro. Podía adivinar las bellas palabras que su esposo le dedicaba amorosamente, por lo que le ofreció una sonrisa para retribuirle tanto amor... efectivamente y como pensó, Misaki le enseñó el dedo medio disimuladamente.

Asami estalló a carcajadas llamando la atención de los guardias. La torre ni siquiera le prestó atención, después de todo conocía a Misaki desde que eran niños y más o menos sabía lo que estaba sucediendo. Era una fortuna que Asami fuese un hueso duro de roer, o de lo contrario otro miembro sería cortado y colocado en una caja para que la víctima recuerde lo que una vez le colgó entre las piernas.

Mientras ignoraba conscientemente a ese par de reyes que parecían niños cuando se juntaban, recordó el rostro triste de Haruhiko cuando vio al amor de su vida en los brazos de otro hombre y con evidencia clara de haber consumado lo que se tenía que consumar... sería cruel decirle que fueron varias veces ¿cierto?

En fin, algo que no entendía era como funcionaría la cosa. Es decir, Misaki era alguien que podía tener hijos y en ese sentido, hablando estrictamente en términos biológicos, era lógico que le gustara recibir en lugar de dar, ya saben, para que le echen un hijo, o dos... o más si siguen con ese ritmo de la pasada noche. ¡Parecían conejos!

Aju, que envidia tengo, ¡yo ya parezco olla a presión a punto de estallar!

En todo caso y dejando de divagar, la cosa es que a Misaki le gustaba que le dieran como a rata, así como si quisiera que lo mataran con un golpe de esos profundos y fuertes ¿Cómo lo sabe? No es que fuera sordo y su imaginación estuviera dañada. Si hubiesen estado allí sabrían lo mismo que él.

En ese sentido, si Haruhiko amaba a Misaki entonces esperaba ser el activo... lo que complicaba la cosa. Es decir, en caso de que se encontrara de frente con otro pez en el agua, tal vez se lleve un susto cuando se la claven sin querer... o queriéndolo mucho, en fin, son cosas que solo el futuro resolverá.

PRISIONERODonde viven las historias. Descúbrelo ahora