Capitulo 4

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No fue necesario elaborar un segundo plan para salir de la ciudad e ir a Galilea debido que la búsqueda de los ahora once discípulos fue suspendida puesto que nunca los encontraron y en lugar de eso casi es destruida la ciudad, pero algo mas había sucedido por lo que el Cesar pidió la renuncia de Pilatos y que volviera a Roma, mientras tanto en Jerusalem, el centurión, de la fortaleza, estaría al mando de todo mientras otro representante era enviado el pretor de Galilea, Dominus Quintus, entro en acción, 

Un par de soldados de parte de dicho pretor llego a la gran ciudad, todos lo vieron entrar, debido a que la orden de arresto a los discípulos dio marcha atrás por orden del propio Pilatos, estos pudieron regresar libremente a la otra casa lo que fue un alivio para Pedro, de verdad le preocupaba que esta situación no mejorara y su esposa terminara dando a luz mientras el no estaba, así que el hecho de que no hubiera una orden detrás de ellos y que el joven Marcos, y el pequeño Santiago, ya estuvieran mejor les daba ánimos de salir (de forma discreta) a pasear por las calles o simplemente a colaborar a las mujeres con algún mandado en la calle de mercado, así que un muy asustado pero esta vez confiado Tomas, corrió para dar la noticia de haber visto a dos soldados mas entrar a toda prisa 

- podría tratarse de algún problema en otra región - comento Felipe 

- o podría ser que esta llegando el nuevo gobernador enviado por Roma - dice la señora Juana, a la que se le había hecho costumbre visitar la casa 

- el tema importante para nosotros - hablo Pedro - es volver a Galilea ... 

El fin de dichos soldados enviados por Quintus, era que el centurión encargado le cediera a los seguidores de Jesús pues cada uno tenia cuentas pendientes que debían ser ajustadas, el curioso centurión quiere saber porque y el soldado responde que todos los que se decían apóstoles o servidores de Jesús, habían dejado sus vidas y trabajos solo por seguirlo y eso significaba una perdida muy importante y ahora que aparte de galilea, también debía encargarse del desastre que Herodes había dejado en Tiberiades, mas enojado estaba (o bueno eso fue la excusa que el pretor le dijo a sus soldados le dieran en caso de preguntas) 

- y que cuentas quiere arreglar el pretor Quintus, con gente tan inculta ?? - pregunto el cohorte que había decidido hacerle compañía al centurión para ayudarle en cualquier cosa que necesitara 

- yo solo obedezco ordenes mi señor - respondió el soldado - pero según tengo entendido usted sigue con la idea atrapar al Zelote 

- ASI ES POR SUPUESTO¡¡¡ - exclamo enojado el cohorte - ese Zelote, y sus supuestos amigos solo son una pandilla mas de bandidos de pronto de poco vendrán a cobrarnos el haber matado a su líder debemos atraparlos y darles un castigo ejemplar, que se reunan con su líder si es lo que quieren 

- escuche como sea, tenemos una orden firmada por el mismo Pilatos antes de irse que nos da el permiso pero si tanto es su deseo porque aun no los han arrestado 

- suspendimos la búsqueda para que ellos puedan salir libremente y poder arrestarlos - responde el centurión 

- y aun así no los encuentran - responde el soldado - con todo el respeto centurión, cohorte, no vinimos ayudarles atrapar un par de rebeldes sin causa sino arrestar unos hombres que dejaron abandonados sus trabajos 

El cohorte intento convencer al capitán enviado por Dominus, de que era mejor dejarlos en Jerusalem, pero para fortuna de los discípulos esa misma tarde los dos soldados entraron en la casa y arrestaron a los discípulos ordenando les que recogieran todas sus pertenencias porque serian trasladados a otra ciudad, los discípulos estaban frustrados o decepcionados de que después de tanto esfuerzos terminaran arrestados, de hecho Pedro, había pedido a Simón que hiciera un nuevo plan para salir de la ciudad sin llamar la atención. 

Todos estaban confundidos y asustados porque incluso las mujeres fueron arrestadas y todas las pertenencias que los miembros tenían en ambas cosas fueron movidas, llegados a Galilea, la marcha se detuvo a las orillas del mar, los tripulantes temerosos de saber que pasaba escucharon una discusión afuera y luego como uno de los soldados se disculpaba 

- Dominus¡¡¡ - exclama Mateo, al reconocer la voz del hombre que gritaba y baja seguido por los demás, se encuentran con el capitán quien les pide disculpas a todos por la forma en la que tuvo que actuar pero fue la única manera que se les ocurrió para traerlos de vuelta pues habían escuchado que los sacerdotes del templo buscaban de una o de otra forma deshacerse de ellos 

- Quintus, nos estas ayudando?? - pregunta el ahora muy confiado Tomas, con por supuesto un poco de duda en su voz 

- yo vi, a Jesús, resucitado¡¡ exclama el hombre para asombro de todos - ¡¡ el vino a mi en una especie de sueño o de visión, casi muero ¡¡ - contaba el hombre con emoción mientras todos lo miraban - fue como cuando lo arreste y le dije que me agradaba, que no quería matarlo y su respuesta fue que él no pero que su padre tal vez y la escena se volvió a repetir pero esta vez decía que ustedes necesitaban llegar a Galilea, que si de verdad me caía bien los ayudara ¡¡ pueden creerlo yo vi a Jesus, de Nazaret resucitado¡¡ seguía exclamando Quintus, moviendo sus expresivas cejas y numerando con los dedos - se supone que cuando condenan a alguien a la cruz es porque sus crímenes fueron detestables pero por el Dios de los hebreos todo el mundo sabia que ese hombre era especial ademas tuvo que soportarlos tres años a ustedes, aunque bueno ante mis ojos lo único detestable que hizo fue quitarme a Mateo - termina de decir con la mano en el mentón 

- entonces??

- entonces que¡¡ - responde Quintus - cuando alguien muere así enfrente de todos y dos semanas después aparece completamente vivo para pedirte que ayude a sus amigos... 

- gracias - dice la suave voz de Magdalena - aunque nos diste un buen susto 

Cristianos (Inicio de la historia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora