Prólogo

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¿Era normal que me sintiera de alguna forma atraída por todo aquello?

¿Que los litros de sangre y las pieles perforadas no provocaran un solo síntoma de nervios o terror en mí?

Debía sentirlo...al menos debía sentir algo...pero no había nada excepto indiferencia.

Nunca había visto una escena así en toda mi vida y aún así no estaba en lo absoluto aterrada. De hecho lo sentía de algún modo hasta familiar.

Luego de examinar hasta la última gota de sangre esparcida en la habitación lo miré, fijando mis ojos en los suyos desde el otro lado de la habitación. Él también fijó su mirada en mí y no dijo nada. No justificó, ni se detuvo a explicar absolutamente nada de lo que había ocurrido y supongo que al ver mi reacción supo que no tenía que hacerlo.

Lo curioso es que sí que sentí algo cuando cuando probé el sabor de su sangre en mi boca. Sin decir una palabra había pasado sus labios llenos de sangre sobre los míos, en un beso que me hizo darme cuenta de todo. Un beso que hizo que todo tuviera sentido...

Y después de eso fue que lo sentí...el verdadero terror.

Un final diferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora