la familia Baggs

capitulo 8: ya no soy travieso

Los personajes y la música no me pertenecen a mi si no a John R Dilwort y su equipo, sólo soy dueño de mis OC's

Aclaro este capítulo es el último pero el segundo comienzo de mis historias de Coraje, quería terminarla de alguna forma y bueno quise hacerlo además de que ya no tengo ideas para esta historia, pero no se preocupen no dejaré este fandom nunca, también doy un aviso de que mencionaré mucho y haré referencias los acontecimientos del capítulo original de Coraje así darle un cierre definitivo a esto, bueno feliz lectura amigos.

- ya llegamos Coraje,-

Decia un muy contento Fred mientras era acompañado por el perro de su tía al hogar de barberos espeluznantes institusion mental; Coraje no podía estar más nervioso por eso, aunque ya no tenga miedo de Fred; le aterra el hecho de visitar el hogar donde hay más gente del mismo estado mental que solia tener eél o incluso peor. Ambos decidieron visitar el lugar unos días después de que el rubio le prometiera a su amigo ir a verlo a él y sus demás amigos, Coraje se aterró por el asunto pero decidió ir por Fred además Barbara dijo que los alcanzara más tarde mientras Muriel y Justo quedaban acompañados por Dorothy Alfred y los demás.

- uh ¿Fred?,- habló el camino con una voz temblorosa.

-¿si Coraje?,- respondió Fred de manera sonriente, sin quitar la vista de aquel lugar.

- emm ¿estás seguro que podré entrar?digo soy un perro,- preguntó un tanto nervioso, el rubio lo vio y le dedicó una sonrisa relajada, emanado confianza. En él.

- porsupuesto que si Coraje,- respondió,- este lugar no es como cualquier otro hospital psiquiátrico, primero porque sólo aceptan barberos enfermos asta el nombre lo dice "hogar para barberos espeluznantes institución mental" además tu te atiendes más con el doctor vindaloo que es de humanos,-

- en ese tienes razón,- dijo más calmado, pero al recordar su historia con Fred le hizo venir otra paranoia,- pero ¿y si otro barbero quiere atacarme,-

Fred escuchó esa pregunta con asombro, recordó su anterior salud mental la cual lo seguía como una llave a un pasado aterrador, uno donde él no podía contenerse a sí mismo, donde su trichotemnomania lo llevaba a esos viejos vicios que lo carcomian vivo, cometiendo esos actos de locura y obsesión desenfrenada por cortar el cabello, tanto animal como humano y hasta a veces de muñecas y peluches. Su rostro se puso serio alertando así a Coraje, el can lo miró preocupado pensando que hirió los sentimientos de su ya nuevo amigo. Fred continuó en su loop de recuerdos en donde por su actitud demente, solo su tía llegó a amarlo.

- ¿Fred?,-

El rubio se escapó de sus recuerdos al escuchar la voz del perrito peli-rosa, lo miro con ese gesto de preocupación lo cual Fred sólo respondió con una sonrisa.

- oh tranquilo Coraje,- respondió mientras le acariciaba la cabeza calmando los nervios del perro,- estaré contigo todo el tiempo y si alguien te lastima yo te defenderé de ellos, nadie te hará daño mientras yo es aquí Corajito,-

Coraje se sintió emocionado ante esas palabras de Fred y aquel "Corajito" que le dijo, le pareció tierno que aquel barbero que lo rasuró ahora lo vea como un amigo o un sobrino y ¿porqué no? Él a Fred como un tío muy cariñoso, elegante, amable y educado, así es Fred.

Cuando llegaron a la entrada del hogar visualizaron un portón algo siniestro con barrotes delgados y muy amplios, Fred sintió nostalgia al recordar esos días en que llegaba en una ambulancia todo envuelto en una sábana anaranjada y con un estado muy deplorable, pero apesar de todo eso podía sentir por dentro la tristeza de no poder ser libre, libre de aquel lugar donde era internado, libre de aquel lugar donde por su estado mental lo encerraban sin poder salir otra vez libre de su salud mental que lo carcomia vivo, sus ojos comenzaron a cristalizar y au pecho a convulcionar por la emoción.