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Harley llegó a casa cuando ya toda la ciudad dormía y se dejó caer sobre su cama.

-Hola, Nathan.

Sonrió abrazando a su teckel y volvió a dejarlo durmiendo sobre la cama.

-¿Cómo ha ido? -Preguntó Bernie cuando ya estaba cerrando los ojos.
-Con Ivy todo bien. -Admitió. -Con el resto no ha sido demasiado fácil... Todos me toman por una colega delincuente y no como a su psiquiatra.
-Es normal por tu anterior vida... Pero bueno, ya se acostumbrarán.

Harley asintió y se quedó dormida en cuestión de minutos con Nathan y Bernie acurrucados en ella.



El día siguiente no fue muy distinto al anterior. Llegó tarde y todos ignoraron su formalidad y su nueva posición como psiquiatra
Todo igual hasta que llegó la hora de tratar a Ivy.

-Buenos días. -Saludó Harley. -Bueno, tardes de hecho.

Ingresó en la celda tratando de apreciar la sombra de Ivy en la oscuridad.

-¿Poison Ivy?
El policía cerró la puerta y Harley se acercó titubeante al banco que había al fondo y casi se cayó de bruces cuando escuchó un gruñido proveniente del mismo.

-Te dije que te dejases de formalidades, Harls.
-¿Qué te ocurre? ¿Por qué estás así?

Ivy soltó una carcajada vacía que hizo estremecer a Harley.

-Cada día alejada de mis plantas es uno más de agonía. No puedo vivir sin ellas, en el sentido más real de la palabra como puedes comprobar.
-No... No lo sabía.
-Nadie lo sabe porque así lo he querido yo.

Harley asintió y se situó junto a ella.

-Te he traído agua por si... te sirve de algo.
-Gracias.
Sonrió levemente.

-Lamentó mucho todo esto, pero si me dejas ayudarte como prometiste, saldrás de aquí muy pronto.
-¿Y merecerá la pena?
-Pues claro que sí. Ya te lo dije ayer. Cumple tu promesa y seremos amigas, podremos hacer viajes, salvar tantos seres vivos, que merezcan la pena claro está, como nos sea posible. Encontrar la felicidad, Ivy.
-Lo que me propones es increíble pero dudo mucho que Batman me permita salir de aquí en lo que me queda de vida.
-No es cierto. Vamos, por favor.

Ivy suspiró derrotada. Sabía de sobra que tratar de convencer a Harley no serviría de nada.

-Esta bien. Entonces empieza ya y acaba de una vez. No quiero que me veas tan... desmejorada.
-Vale, pero no seas tonta porque a mí tu aspecto solo me importa en que estés perdiendo vitalidad. Eres preciosa de cualquier forma.
-Empieza.
-Bien. ¿Qué has hecho hoy?
-No mucho. Comer, dormir, meditar, pudrirme.

Harley apuntó todo en su cuaderno.

-Refiéreme que es lo que te ocurre. ¿Por qué el otro día me dijiste que ya nada merecía la pena?
-Porque ya no tengo a nadie, Harls. Vuelvo a ser sólo yo y mis plantas y aquí dentro ni eso.
-Eso es mentira. -Harley se acercó más a ella y la cogió la mano agrietada con la que cubría su rostro. -Siento mucho haber intentado tomar distancia entre tú y yo.
-No puedo culparte, quisiste volver a ser la que fuiste antes de conocer a ese idiota del Joker y en ese pasado tampoco estaba yo.
-Fui una egoísta.

Ivy se separó de ella y negó.

-Hiciste lo mejor para ti por una vez en tu vida. A veces hay que pensar en uno mismo.
-¿Pues sabes qué? Que voy a hacer todo lo que esté en mi mano por devolverte la felicidad y recompensarte el haberte abandonado.
-¿Y de qué se trata?
-Ya lo descubrirás.

Harley se levantó de un brinco y demostrando que en realidad, seguía siendo la misma y que no había vuelto a su personalidad de Harleen Quinzel a pesar de haberlo intentado. Ella era Harley Quinn y siempre lo sería.

-Espera. Solo prométeme una cosa.
-Tú dirás.
-Harley, no eches a perder lo que tienes ahora.
-¿El qué?
-Tu vida. Al fin te veo bien y no sabes cuanto tiempo he esperado para verte así.
-Estaré más feliz cuando ejecute mi plan, Plantita. Créeme.

Ivy frunció el ceño pero no dijo nada más. Poco importaba que abriese la boca porque Harley no la escucharía y volvería a hacer lo de siempre, anteponer a los demás a ella. Porque Harley era demasiado buena, aunque muchos la tomaran por villana.
Se reprendió a sí misma por relatarle como se sentía.

-No vemos mañana.
-De acuerdo.
-Te ayudo a volver a colocarte.
-No te preocupes.
-Bueno, está bien. Entonces me voy porque hace varios minutos que ya debería estar en casa y Nathan tendrá hambre y habrá dejado uno de sus regalitos. Solo de pensarlo... UG, huelen muy mal.
-¿Nathan?
-¡Si! Mi perro, es un teckel adorable, ya lo conocerás. Bueno, a todos. Mi casa está llena de animales desamparados. Ya sabes que no puedo resistirme a salvar animales, soy un poco tú con las plantas.
-Me encantará conocerlos así como volver a ver a Bruce.

Harley sonrió mientras se acercaba a la puerta de la celda.

-Muy muy pronto, plantita. Te lo prometo.
-Te tomaré la palabra.
-Cumpliré, ya lo sabes. Yo siempre cumplo.

Harley llamó al policía y salió de la celda sin dejar de mirar atrás. Ivy volvía a estar en la penumbra y no conseguía apreciarla.
Desistió y se fue a casa. Esta vez sin ganas.

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