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Las gruesas gotas de lluvia golpean las ventanas, un destello de luz se hace presente seguido de un trueno. Los perritos callejeros se esconden bajo las bancas y mesas para poder cubrirse, los carros transmiten la carretera lentamente para no salpicar a la gente o a otros carros que transcurren. Mientras yo me quiebro la cabeza tratando de recordar la respuesta a esta pregunta. No puedo creer que ya la haya olvidado, ¡justo ayer la estudié!, el maestro se pasea por cada asiento supervisando a cada uno.

Estoy tratando de responder mi examen, ya casi lo termino, sólo me falta esta pregunta y justamente tiene más puntos que todas las demás, un trueno me hace pegar un salto en mi asiento.

Definitivamente amo la lluvia, el clima es muy rico, puedes estar todo el día en tu casa, viendo películas mientras te tomas una rica taza de chocolate caliente. Pero tengo que admitir que hay algunos truenos que me espantan, por ejemplo, el que acaba de sonar, también los que hacen que retumbe todo mi entorno. También me gusta ver los relámpagos, pero también me dan miedo, es increíble el gusto y el miedo que algunas cosas te pueden causar.

Regresando a mi pesadilla, muevo la cabeza de un lado a otro, tratando de recordar este tema. La puerta del salón es abierta y todos levantan la vista hacia esa dirección, incluyéndome, la directora se hace presente con una sonrisa en el rostro, le pide permiso al maestro para poder entrar y este le responde con un asentimiento de cabeza.

-Buenos días jóvenes, como ya vieron el clima se desató un poco, y nos acaban de informar que la luz se ira en unos...- antes de que termine todo el salón se pone a oscuras- bueno ya se fue, por lo que les pido que salgan al pasillo principal en orden para después dirigirse a la cancha de basquetbol.

El maestro va lugar por lugar recogiendo el examen de cada uno y seguido se levantan los alumnos de sus asientos para seguir las instrucciones de la directora. Hasta que el maestro llega al mío.

-Disculpe, todavía no lo termino- hablo apenada

- ¿Astrid? – pregunta extrañada

-Sí soy yo.

- ¿Qué te sucedió?

-Lo lamento señor, he estado un poco distraída estos días

Echa un vistazo al salón y regresa a mí.

-Tienes 10 minutos para terminarlo.

Asiento con una sonrisa que obviamente él no ve.

-Muchas gracias maestro

Asiente y se dirige a su escritorio. Enciendo la linterna de mi celular y vuelvo a hacer memoria para responderla. Como arte de magia, la respuesta llega a mí, y antes de que se me olvide, la anoto y doy un último repaso a mi examen para verificar mis respuestas.

Guardo mis cosas en mi mochila y me levanto de mi asiento para dirigirme al escritorio del maestro.

-Listo - hago un pequeño salto de emoción

-Justo a tiempo Astrid. - sonríe.

Lo puedo ver por mi linterna del celular.

-Muchas gracias maestro. Nos vemos mañana.

-Hasta mañana Astrid, conduce con cuidado. 

Asiento y salgo del salón. Apago la linterna de mi celular pues aquí no hay nadie y tengo el camino libre hacia el pasillo principal para después ir a donde indicó la directora.

Decido ir a mi casillero por mis cosas personales. Después ya me dirijo a la cancha, voy a paso lento tarareando una canción. Una mano rodea mi brazo y lo único que puedo hacer es pegar un grito y moverme de un lado a otro.

Caminos entrelazadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora