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Astrid Jones

Me despierto a las 7:00 am, me doy una ducha muy rápida, me coloco mi uniforme, bajo a desayunar, pero no logro terminarlo todo. Se supone que mis clases empiezan a las 8:00 am, y ya son las 7:40. Conduzco más rápido de lo normal. Llego 7:50 y una vez adentro de la escuela, busco con la mirada a Camile. Hasta que me topo con sus lindos ojos cafés claros.

Camile es realmente guapa, alta, cuerpo voluptuoso, sonrisa encantadora, ojos claros, cabello café claro, piel ligeramente bronceada, nariz respingada, cejas bonitas. Realmente guapa.

Hago un chillido de emoción y ella también. Me acerco corriendo a ella y la rodeo con mis brazos. -Amor mío. ¡Ya eres legal! Te amo mucho mucho, te deseo lo mejor de este mundo, y puedes contar conmigo para lo que sea. ¡Feliz cumpleaños!

Nos separamos y le muestro su regalo, ella grita en emoción y me agradece infinitas veces.

A pesar de lo que me sucedió ayer, ver a mi amiga feliz hace sentirme bien.

Creo que anoche lloré lo suficiente y me lamenté suficientes veces. Por una parte, estoy agradecida de que no pasó a mayores, pero, aun así, me siento fatal. Sé que no soy la culpable, pero no puedo evitar sentirme así. Iba en falda, con un hombre, en la noche, y solo nosotros dos.

Mi mamá insistió en decirle lo que tenía, pero no pude. Sólo le dije que estaba cansada y me subí a mi habitación. Agradecí infinitas veces cuando me supo dar mi espacio. Tal vez más tarde hable con ella.

El timbre suena indicando el inicio de clases y beso la mejilla de Camile para irnos a salones diferentes. La primera y segunda clase son de Matemáticas así que trato de enfocarme solo en eso. La tercera de filosofía, el maestro dejó copiar información, así que eso estoy haciendo. El timbre suena indicando el receso, guardo mis cosas en mi mochila y después me levanto de mi asiento para salir del salón y dirigirme a la cafetería.

Llego a la mesa usual y me siento en frente de Camile. Comienza a platicarme de las felicitaciones de sus padres y que le autorizaron hacer su fiesta el sábado, le contesto alegremente diciéndole que llegaré temprano para ayudarla con los preparativos. Ella dice algo que me hace reír a carcajadas, pero todo el mundo se me detiene cuando visualizo a Logan buscando a alguien hasta que su mirada se topa con la mía y él sonríe con arrogancia.

Momentos de anoche vienen a mi mente, como su mano sube hacia mi intimidad, las palabras crudas que me dijo, la forma en la que le valía que yo le dijera que se detuviera y el miedo que tuve. Se me dificulta respirar y me da vueltas todo.

- ¿Astrid? ¡Astrid! – siento como me sacuden y es cuando logro volver.

- Discúlpame, ¿Qué decías? – tomo mi jugo entre mis manos para darle un sorbo.

- ¿Qué te sucede? Estas temblando As-

Miro mis manos. Ni siquiera me había dado cuenta.

Bajo la mirada- No es nada Cami. No te preocupes, hoy es tu día.

Toma mi barbilla con su mano y la alza- Primero, nunca bajes la cabeza, ante nada. Segundo, no porque sea "mi día" voy a ser la prioridad As, y menos si tú te sientes mal. ¿Qué te sucedió?

- Logan- es lo único que ella necesita escuchar para tratar de levantarse de su asiento. Pero la conozco tan bien, que la tomo de la muñeca negando con la cabeza.

Ella suspira y asiente- Vamos afuera. -indica y le hago caso.

Salimos de la cafetería para dirigirnos a la cancha de basquetbol. Una vez sentadas Camile habla- Vamos, cuéntale a tu mejor amiga lo que te sucedió

Caminos entrelazadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora