CAPÍTULO 4: OFELIA

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Querida Kristel,

Recibir tu carta me hizo muy feliz.

Espero que estés contenta con esta oportunidad que se te ha brindado y esté siendo tan satisfactoria como esperabas.

Estoy muy orgullosa de ti. Cuando nos conocimos jamás pensé que llegarías a retratar a personas tan importantes como lo son el comandante del Cuerpo de Exploración o el soldado más fuerte de la humanidad.

Seguro que estás haciendo un gran trabajo. Demuestra lo valiosos que somos los artistas.

Espero que estén cuidándote, porque si no es así, voy hacia el cuartel y les arrastro por todo el distrito.

Te echo mucho de menos. Ha pasado un mes desde que te fuiste, pero siento que no nos vemos desde hace una eternidad.

Ven pronto a visitarnos, Harry también te extraña.

Por cierto, vamos a viajar a Trost para visitar a nuestros padres. Cuando leas esta carta ya estaremos allí. Nos quedaremos por una larga temporada.

Espero verte pronto.

Un beso, tu amiga Beth Middle.

Oh que sonrisa más linda, ¿es una carta de amor? Hange entró en el estudio de la artista y la vio leer algo mientras sonreía de oreja a oreja.

No ja, ja, ja, es una carta de parte de mi amiga Beth, la artesana de la que te hablé. Dice que vaya a visitarla pronto y que va a viajar a Trost para quedarse una larga temporada. Vaya... Cómo la echo de menos... Es extraño que me haya respondido tan tarde. Le dejé una carta en el buzón de su comercio aquella mañana que fui al pueblo con Levi y ya ha pasado un mes desde que fuimos. Espero que todo vaya bien en la vida de Beth. No suele responderme con tanto atraso . Kristel guardó el sobre en su pecho, dentro de su vestido y se levantó de la silla dando un pequeño suspiro antes de continuar retratando a Hange.

—Seguro que no es nada. Habrá respondido tarde porque estará ocupada trabajando. Si tuviese algún problema te lo habría contado sin rodeos. Siempre me dices que confiáis la una en la otra. Por cierto, entiendo que la eches de menos... ¡Pero aquí nos tienes a todos nosotros, no estás sola! Tú y yo también somos amigas y sabes que siempre puedes contar conmigo. ¡Cambia esa cara mustia y sonríeme, preciosa! Así me gusta —. Hange acarició el hombro de la artista y se sentó en la silla de madera posando para Kristel. Le parecía adorable la forma en la que su amiga se animaba con cualquier cosa que le dijese.

En el mes que la morena llevaba en el castillo, logró acercarse a la científica creando entre ambas el comienzo de lo que parecía una buena amistad, o eso esperaba Kristel.

—Lo sé Hange, sé que cuento con tu amistad y estoy muy contenta porque así sea. Me haces mucha compañía y cada vez me siento más parte de vosotros. El día que deba marcharme voy a pasarlo mal —confesó Kristel mientras daba unas ligeras pinceladas al retrato de la científica. Con tan solo agarrar el pincel, un hormigueo crecía en su interior desconectándola de todo aquello que la atormentaba. No existía nada dentro de los muros que le provocase la satisfacción que pintar le causaba. Sentía que había nacido para dedicarse solo a ello.

—Es que eres parte de nosotros, ¡tonta! Aunque te vayas, podrás seguir visitándonos siempre que quieras, la legión es ahora también tu hogar. Nos mandaremos cartas e iré a verte a tu casa para que me prepares té. Hablaremos de nuestras cosas y seguiremos siendo amigas. Que vuelvas a tu casa no significa que nuestra relación deba acabarse —. Hange le había cogido mucho cariño a Kristel en el mes que llevaban conviviendo juntas. La científica era alguien con una personalidad curiosa que no todo el mundo era capaz de apreciar. Aparte de Erwin, Levi y Moblit, su asistente personal y amigo, sentía que nadie en el Cuerpo la veía como algo más que un alto cargo, hasta que llegó Kristel al castillo y descubrió en ella una persona que mostraba interés por todo lo que le contaba, ya fuesen temas sobre titanes o su vida privada.

LIENZO Y PINCEL〔 Levi Ackerman x OC 〕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora