Capítulo 2

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Tengo pocos recuerdos de mi infancia, y menos de momentos felices

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Tengo pocos recuerdos de mi infancia, y menos de momentos felices.
Recuerdo como todo empeoró a mis 6 años; mi madre gritándole a mi padre a la noche, luego de acostarme y darme un beso en la frente en señal de buenas noches; recuerdo a mi mamá más triste de lo normal cuando nació mi hermana y mi papá ni siquiera la miraba; y también recuerdo a ese hombre que se juntó con mi mamá mientras vivía con mi padre, como él si la hacía reír y como ella se fue una noche con ese hombre, diciéndome que me quería y que volvería, pero nunca volvió.

29 de Julio del 2006

¡¿Por qué siempre eres igual?! – su grito se escuchó luego de un trueno cuyo relámpago iluminó toda mi habitación.
La pelea comenzó una hora antes, era el segundo cumpleaños de mi hermana y mi papá se había olvidado, de nuevo.
El la ignoraba, ella gritaba y yo pretendía estar dormida mientras veía a mi hermana estarlo luego de que la haya calmado y le cante el feliz cumpleaños, tapé mis oídos con la almohada hasta que pude dormir y finalmente dormir.

Me desperté, pero no como en las películas por el canto de los pájaros o mi madre siendo amable, sino con mi padre tirándome un balde de agua fría.
–¡Arriva! Es hora de tu entrenamiento. – reitero que solo tenía seis años.
Me levante rápido y fui al baño para cambiar mi ropa actual por la de entrenamiento, una calza rosa ajustada y una remera blanca de mangas largas y cuello alto, también ajustada, apenas terminé me hice una colaboración de caballo como podía con mis pequeñas manos, la cual quedó en un desastre que luego caería a medio entrenamiento, salí del baño con mis zapatillas ya puestas y volví a escuchar su grito, esta vez desde el primer piso de nuestra casa.
Bajé las escaleras corriendo y allí estaba mi papá.
–Seis minutos tarde, esto equivale a unos 12 más de entrenamiento. – suspiro y de mala suerte él me escucha – Ah ¿le molesta a la señorita? Perfecto, que sean 24 entonces. – no me quejé más y directamente salimos corriendo en un punto su entrenamiento terminó cuando corrió lo necesario y me dejó a mi sola corriendo mientras el iba a mi lado en el auto gritándome que lo haga más fuerte, que era su hija y no podía entender como era tan débil si su gen era tan fuerte, y más cosas raras de padres.
Una vez terminado el entrenamiento luego de unas pesas mini, saltos y boxeo mini pude tomar un vaso de agua.
–Ya puedes irte con tu madre, espero que mañana estés llevabas más temprano. – Dijo mi padre y sin más se fue seguramente a cambiar su ropa en su oficina para empezar a trabajar.
Fui corriendo hasta mi casa, la cual quedaba a dos kilómetros, pero para mi sorpresa cuando llegué había un auto en la puerta.
–¿Papá llegó? Pregunté en voz baja, y entré en silencio, tenía miedo y mucho, tanto que mis ojos dolían, me solía pasar, no sabía dónde estaba mamá o mi hermana, hasta que entré y se escucharon risas, seguía con miedo así que fui corriendo hacia donde venían las tan conocidas risas y llegué a ver a mi mamá.
–¡Mami! –grité mientras la abrazaba y cerraba fuertemente mis ojos, sin notar la figura en una silla frente a mí madre, demasiado cerca, hasta que tocó mi brazo.
–Y... ¿a quien tenemos aquí? – Dijo una voz masculina y abrí mis ojos, error, al instante su sonrisa se borró y se vio desplazada por el miedo y el asco, inmediatamente me soltó – ¿Qué es eso?
–Es mi hija. – dijo mi madre con voz preocupada y fría mientras me abrazaba y atraía hacia ella – Cariño, ve arriba ¿si? Este... amigo de tu padre y yo tenemos que charlar. – me echó.

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⏰ Última actualización: Sep 18, 2021 ⏰

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