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– Si escuché, lindo nombre – sonreí

– Al igual el tuyo – soltó seco

Fue lo último que dijimos antes de entrar al aula correspondiente.

(…)

Llegada la hora del receso, Third se colocó en una mesa apartado de los alumnos.
Negué con la cabeza al no estar de acuerdo con lo que hacía.

Me acerque a su lugar con mi bandeja de comida y al llegar, detuve mi paso para hablar con él.

– Hola. Vine a acompañarte, ¿se puede? – indique el lugar, él asintió – ¿Qué haces alejado de todos? Deberías hacer algunos amigos. – sonreí

– No lo creo necesario – respondió seco como lo había hecho muchas veces atrás

– Bueno y-yo solo decía – me encogí de hombros. Su comportamiento me hizo sentir un poco nerviosa, así que baje la cabeza observando la comida.

– Oye – alcé la mirada – Apenas y te conozco...

– Sip.

– Me interrumpiste – su mirada era seria. Y trague saliva de manera fuerte.

– Per- perdón. – No conocía su forma de ser. Así que mi cabeza, como es re loca, se imagina historias de lo que sea. Por ejemplo, que el podría ser hijo del criminal más buscado de algún país. Por eso su actitud. No, no podría ser, la actitud cambia y esa no es razón para crear historias. Cuando se presentó se le veía amable y ahora al comer, también parece serlo pero a su manera. Además la primera impresión siempre cuenta.
O bueno, así lo veo yo.

– ¿Qué era lo que pensabas? – alejó su mano de mi rostro, parecía que lo había movido al frente mío y yo sin darme cuenta, que vergüenza la mía.

– No, nada – negué nerviosa

– Ajá. ¿Y qué tanto me veías? – me sonroje. No lo había notado – ¿Por qué te acercas tanto a mí? – dijo acercándose.
¡Pero él era el que lo hacía! – ¿Qué haces sonrojada? – rió y se alejó. ¡Que rayos!

– ¡Ya! Deja de hacer eso. O lo que sea que estabas haciendo – río nuevamente, está ves tocando su abdomen, por lo que mi rostro ardía como el fuego. Seguramente estaba peor de lo que imaginaba.

– Entonces responde – se limpió una lágrima invisible acomodándose en su lugar.
Primero aclare mi garganta, ya que lo oí reír por lo bajo.
– Una, no te veía a tí, veía.. veía al chico guapo de atrás tuyo – mentí – ajá, eso hacia – intenté convencerlo – Dos – alcé mi dedo, ya que el hiba a hablar y lo interrumpí. No quería que lo hiciera, sino me reclamaría de mi tonta excusa. Sabía que diría que atrás suyo no se encontraba un chico, sino la abuelita, bueno yo la llamo así, ya que le tengo cariño. La abuelita era la cocinera de la cafetería y se encontraba dando su merecido a unos chicos que habían tirado de su bandeja de comida, llamando la atención de esta. Seguramente los mandaria con el superior y se encararía del asunto – No me acerque a tí, tu lo hiciste en su momento

– En eso me refería a, ¿por qué te acercas a mi?, es como si me siguieras. ¿Acaso te gusto? – alzó una ceja

– No. Claro que no – negué rápido con ambas manos, sacudiendo las. Debo admitir que es atractivo, pero no gusto de él. – tres – seguí – me sonroje porque te tenía cerca y me pusiste nerviosa pero nada más – rasque mi hombro izquierdo tímidamente.

– Una, te saltaste la primera pregunta y dos, que creías que te be.. – fue interrumpido por el fuerte sonido que llenó el lugar. La abuelita había caído, esos chicos la habían tirado al suelo...

¡Cómo se atrevían a hacerle eso!
Con dificultad, la mayor de entré todos intentó levantarse, pero cayó en el intento.
Me paré de golpe de mi asiento y me dirigí hacia ella. Tomé uno de sus brazos y jale hacia arriba para ayudarla a pararse, su peso me pareció liviano y ví que third, el chico nuevo sostenía de su otro brazo. La tomamos con cuidado y al levantarse bien le sonreímos.
Ví en la entrada de la cafetería a Peter y sus amigos, los chicos que habían tirado a abuela al suelo, pero no podían escapar. El director de la institución llegó justo a tiempo tapando la única salida, que era la entrada para todos. Seguro unos alumnos habían ido a avisar o que sucedía y no tardó en llegar. La mayor es muy importante y querida por muchos de los estudiantes dentro de la escuela incluso para el director, todos sabíamos que ella era su nana.
A lo lejos el director sonrió por qué vió a abuelita levantada y ella le devolvió el gesto. Saco a Peter y sus amigos y se fueron de ahí.

– Gracias, por ayudarme muchachos. ¡Oh, querida! – exclamó al verme – como has estado, últimamente no hemos pasado un poco de tiempo juntas.

– Perdone – susurré apenada – estos días han dejado mucho trabajo, así que no he podido verla. Pero vera que cuando esto pare, esperemos que sí – sonreí animada – estaré con usted.
La abuelita era una de mis amigas y yo de ella. Muchos me criticaron por llevarme con alguien mayor de gran edad, pero eso no me importó, ella era una gran persona y su amistad la aprecio demasiado.

– Está bien mi niña. Verá que sí – acaricio mi pelo que estaba entre sus dedos, yo tomé de su mano para que continuará. Sus mimos me gustaban, la consideraba mi abuela. No lo era de sangre, pero eso no tenía importancia.
De un momento a otro su mano ya no estaba en mi pelo, observé a mi lado, y ella miraba atenta a third. El chico parecía incómodo por la intensa atención. – ¿Quien es él? ¿Es tu novio? Un gusto muchacho..

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THE TIME - Third Y Porsche (One Shot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora