Único

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El detective Danny Williams perseguía a su compañero y jefe Steve McGarrett por la casa de este, gritando e insultando al Navy SEAL intentando detener su pesado pero apresurado paso hacia la puerta.

- ¡Te dije que te vayas a la cama maldito animal! – gritaba el rubio irritado.

- Ya te dije que estoy bien – le respondió el moreno con una voz ronca y profunda.

Steve llegó al final de las escaleras colocándose una camisa negra, tomando rumbo hacia la puerta hasta que su compañero se atravesó en ésta impidiéndole el paso.

- ¿Qué crees que haces Danny? Tenemos un caso – se quejó McGarrett.

- Estas enfermo. Vuelve a la cama imbécil – exclamo Danny enojado –. No hay ningún caso Steven, y si lo hubiera Chin, Kono y Lou se encargarían.

- Estoy bien Danny, no tengo nada. Ahora muévete que ya es tarde.

Antes de poder evitarlo el SEAL lo aparto de su camino con suma facilidad, listo para seguir su camino pero un fuerte mareo lo invadió provocando que casi cayese al suelo, con la suerte de que los reflejos de Danny ayudaron a evitar la caída del castaño.

- Eres un animal – murmuro el detective resignado –. Estas ardiendo en fiebre Steve. – dijo preocupado.

Al no recibir alguna queja por parte de su compañero tomo con cuidado el rostro del castaño entre sus manos y lo levanto ligeramente, descubriendo que este se encontraba inconsciente debido a lo grave de su estado actual. El detective soltó un gruñido de enojo al verlo, nada de eso hubiese pasado si aquel estúpido marine tan solo hubiese obedecido las órdenes del médico de quedarse en cama, pero claaaaro se trataba de Steve “yo-puedo-solo-contra-el-mundo” McGarrett.

Con sumo esfuerzo, tomando en cuenta su estatura y el peso de su ahora inconsciente amigo, Danny logro cargar, o mejor dicho arrastrar a su compañero hasta la planta de arriba en donde lo recostó con delicadeza en la cama.

- Eres un Neandertal – susurro enojado al ver su estado.

Steve ardía en fiebre, sudaba y su cuerpo presentaba leves temblores que no hicieron más que preocupar al rubio a niveles alarmantes. Danny no tardo en buscar una toalla mojada para ponerla sobre su frente en un intento de bajar la temperatura de su cuerpo, miro a su alrededor tomando una de las colchas finas para cubrir su cuerpo.

- Debes comer babe, iré a preparar una sopa – le aviso sin esperar alguna respuesta.

Bajo a la cocina y empezó a cocinar un caldo de pollo que ayudaría a Steve a mejorar un poco. Nunca lo admitiría en voz alta pero se preocupaba enormemente por aquel ninja loco que adoraba las explosiones, las armas y todo lo que pudiera causarle un maldito infarto, sobre todo cuando aquel aprecio que le tenía se había convertido en algo un poco más allá de un sentimiento de sólo amistad.

Hace mucho que había dejado de verlo como un simple amigo pero el miedo al rechazo le había impedido confesarlo, prefería pasar el resto de su vida a su lado como su amigo que alejarse de él porque la amistad se comprometiera.

Aquel moreno se había convertido en una de las personas más importantes de su vida además de sus hijos, nunca había sentido algo tan intenso por nadie, ni siquiera por Rachel, y tales sentimientos lo confundían pero al mismo tiempo lo cautivaban. Dios daría su vida por Steve, lo daría todo por sólo un beso de esos labios que lo sacaban de sus casillas pero que al mismo tiempo lo hacía soñar por las noches.

Un quejido broto de su boca al momento que el cuchillo hizo contacto que uno de sus dedos cortándolo, la sangre empezó a salir por la herida.

- Malditos pensamientos – se regañó si mismo metiendo el dedo a su boca.

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