Capítulo 2 - Llegada a la iglesia

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El sol salió por el horizonte, iluminando ese pequeño pueblo. La tristeza se sentía en el ambiente, al menos así lo sentía el joven cura, el cual ya se estaba a las afueras de Chafaland. La noche había sido bastante angustiante y corta, no pudo dormir bien, sin embargo no se sentía cansado.

Observaba el paisaje que el amanecer le brindaba, el aire puro junto con los leves sonidos de la naturaleza le transmitían una increíble calma. Iba montado en su caballo color negro llamado Agares, el nombre del demonio conocido como el director de una amplia legión de demonios. Se dice que puede enseñar otras lenguas y estimula el hallar el placer en acciones inmorales. Siempre reía de forma avergonzada mientras llamaba a su caballo, recuerda los viejos tiempos, cuando el era rebelde y quería hacer todo lo que fuera en contra de la iglesia, cuando era...libre de alguna forma.

Un suspiro pesado escapo de sus labios al encontrarse pensando de esa forma. No es como si ahora se sintiera aprisionado trabajando para la iglesia, simplemente sentía que ahora todas sus acciones debían ser rectas en todo sentido, cosa que lo hacia sentirse preso de hacer algunas cosas.

Su vida se volvió muy rutinaria cuando acepto obedecer y honrar a los dioses de Chafaland. Y no se iba a mentir, le gustaba haber aceptado ese sentimiento de amar a los dioses que velan por ellos. Pero le preocupaba pensar que estaba perdiendo su vida y su juventud rigiendose tanto a amar a los dioses.

Siempre decía que se sentía mucho mejor desde que acepto cual era su papel en ese pueblo y que amaba respetar a los dioses siendo uno de sus lideres de su iglesia local, pero sabia que en parte estaba mintiendo. Quería vivir aunque sea por ultima vez la adrenalina corriendo por sus venas al hacer algo incorrecto para la sociedad, pero le temía demasiado a los dioses.

El tiempo paso bastante rápido, entre los descansos del joven junto con su caballo y las paradas para pedir indicaciones por si acaso perdía el rumbo. El sol se encontraba en su punto máximo, demostrando que eran aproximadamente las doce o una de la tarde, debía llegar pronto, o si no, el padre Orión se preocuparía innecesariamente.

Realizo la ultima parada en una pequeña tienda de regalos desolada, quería darle un pequeño obsequio a el padre Orión por nombrarlo su aprendiz y por aceptarlo en su iglesia. Aunque en parte le sorprendía ver ese pequeño lugar en medio de la nada, aunque no le tomo mucha importancia. Compró una pequeña caja de chocolates junto con una pulsera que tenia bordada una cruz con colores blancos y dorados, le parecía un regalo sencillo pero adecuado.

Pago los pequeños detalles con cinco monedas de plata a la vieja señora. Desde esa distancia ya podía apreciar la enorme cruz que estaba en el punto más alto del techo de la iglesia, le alegraba saber que llegaría antes de las seis de la tarde, estaría más temprano de lo acordado y no preocuparía a nadie.

-Disculpa muchacho, no quiero ser entrometida, pero, ¿tú eres el nuevo aprendiz del Padre Orión?- Pregunto la vieja anciana, las arrugas le cubría casi todo el rostro, su cabello largo y canoso le daban el aspecto de algún tipo de fantasma protector, cuidando su preciada tienda

-Así es señora ¿Cómo sabe que el Padre Orión había seleccionado un nuevo aprendiz?- Pregunto el muchacho en un tono defensivo sin quitar su acento amable, no quería sonar grosero, pero esa información no era sencillamente divulgada.

-Oh, el Padre Orión comenzó a ordenar y limpiar toda la iglesia a causa de tu llegada. Supuse que escogió un nuevo aprendiz, ya que suele hacer eso con todo muchacho que llega a su iglesia. -Dijo la anciana para sentarse lentamente en una desgastada silla de madera, adentro de su tienda

-¿El Padre Orión ha tenido más aprendices?- La terrible curiosidad invadió al inocente muchacho, el cual caía ante las tentaciones de conocer más

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⏰ Última actualización: Sep 11, 2021 ⏰

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