Capítulo 2: "Púdrete, Howland"

585 60 80
                                    

La noche es fría, el cielo estrellado. En el techo de aquel viejo y desgastado edificio se encontraba aquel joven rubio.

El viento soplaba fuertemente revolviendo su, levemente largo, cabello rubio.

Unos pasos se oyen detrás de él, el rubio ve por sobre su hombro. Aquella muchacha de cabellos castaños se encontraba caminando hacia él, hacia el borde de el techo. Cuando llega a su lado, se sienta, sus pies colgando en el vacío.

-¿Cómo te fue en la sesión? - pregunta el rubio, la muchacha suspira.

-Bien, dentro de lo que cabe - hace una mueca - ¿Qué te tocó hacer hoy? - lo mira con curiosidad.

-Limpiar el tercer baño - confiesa y hace una mueca de asco, la joven ríe levemente.

-Ese baño es asqueroso - admite.

-Dímelo a mí, creo que no le caigo muy bien a Park - dice con algo de diversión.

-Oh, vamos, no creo que sea eso - la joven se apoya sobre sus rodillas.

-Es eso o simplemente quiere que tengas el cuarto solo - bromea, ella ríe.

-Púdrete, Howland - espeta, el rubio ríe con ganas.

Molestar a la joven era una de sus actividades favoritas en el centro. Después de todo, no había mucho que hacer en ese triste lugar.

No había muchos temas de conversación en ese lugar, pero la curiosidad era una cosa que gobernaba a todos los jóvenes de aquel centro.

-¿Cómo llegaste acá? - pregunta Allesia, luego de unos momentos. Luke la vio directamente.

-Park ya hizo esa pregunta hace dos días - dice divertido, la joven ríe levemente.

-No, ¿Cuál es tu historia?

¿Su historia? Su historia era particular. Ustedes lo saben.

El rubio la contempló por unos segundos, esperando que su conciencia le diga que no confíe en ella.

No hubo voz que lo detuviera.

Había algo, algo que le daba confianza, algo que le decía que ella era de fiar. Por ende decidió contarle su historia, su triste historia.

Un adolescente inexperto que perdió a un ser querido, sintiendo culpa por ello, queriendo estar con él o, incluso, ocupar su lugar. Intentos de suicidio que no dieron frutos. Alguien que llegó a su vida, que aunque intentó curar sus heridas, no lo logró. Drogas, drogas y más drogas. Dolor y más dolor. Problemas en casa, violencia recurrente, dolor físico y emocional, destruyendo su alma con cada golpe brindado. Un rayo de luz que llegó a su vida, haciéndolo ver el camino, una salvación y alguien por quien luchar. Una alegría que llegó a su vida y fue su soporte y su empuje hasta llegar aquí.

Esa era su historia, al menos hasta aquel día.

La joven castaña suspiro, viéndolo a los ojos.

-Lamento lo que te pasó - habla inicialmente.

-Ya estoy mejor - asegura el rubio.

-Me alegra - dice y piensa mucho.

-Dilo - espeta el joven, posando sus manos detrás de él, su peso siendo sostenido por sus brazos.

-A ver si entendí - piensa un poco - Estás aquí por una chica, no por tu familia, no por ti, sino por ella - habla tratando de entender.

-Sí.

-Por Casey.

-Hasley - corrige.

-Hasley - repite la joven - si... es ridículo - dice Allesia con sencillez, ganándose una mala mirada de Luke.

Mi Escondite SecretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora