Capítulo 2

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Pienso que las personas que ayudan a veces no es tu familia, no es tu tía, mamá, papá etc. A veces son personas que no son de nuestra sangre o en algunos casos son los hobbies. Estoy bien con mi familia, los quiero, sin embargó, hay ocasiones que no están.

Solo están personas que nos encontramos un día y conectamos así creando recuerdos que algún día contaremos.

Las personas que siempre están conmigo son mis dos amigos, de igual manera estado presente en ellos. Se convirtieron más que familia, se convirtieron parte de mi vida. Tengo 17 años, no se mucho de la vida, pero, sí, sé que es sentirte sola.

Sentirte excluida.

Leah, siempre estuvo presente, después conocí a Jedé que nos volvimos un trio inseparable. No es cuestión de tiempo, es conexión, es comprensión para saber que estas con las personas correctas.

—Ya, rápido —exigió Jedé intentando calmar sus risillas.

—Nos van a echar — les informe con nervios.

—Ya mañana sales, nada va a pasar— me regaño en un tono tranquilizador.

Los dos tomaron el uniforme medico de una habitación, están vestidos como unos médicos a punto de cirugía. Yo estoy en la silla de ruedas. A mi frente esta una puerta grande que nos lleva al pasillo del hospital.

Según la idea de Leah vamos a salir corriendo, bueno ellos, yo no. Como si fueran carreritas de coches. Hasta llegar a la primera planta que esta un pequeño parque para los pacientes.

—¿Listos? —Pregunto mi amiga que termino de arreglarse.

—Nos van hablar —hago un gesto de miedo.

Porque de verdad que nos van hablar.

—Bueno ya estamos aquí —dijo mi amigo colocando sus manos en la silla.

Listos para la misión.

—Bueno vamos.

Cerré mis ojos con fuerza, solo sentí como golpeamos la puerta para que esta se abriera. No quiero ver cuando nos llamen la atención.

—¡Permiso! — grito Leah.

Abrí mis ojos para ver cómo nos chocábamos, pero la silla se giró a la izquierda casi tocando el suelo, mis ojos no se abrieron más porque no pueden, Jedé hizo un movimiento alterado para no ir contra una enfermera.

—Lo siento —pidió mientras se alejaba de la escena el de cabello plateado.

—Vamos, vamos

Giramos con una gran velocidad, otra vez esquivando a más personas para llegar al ascensor.

—Wuuuuu— grito Leah dando un salto en un pie.

Seguían empujando la silla, Leah corre, Jedé corre, yo con nervios. Leah se ríe esquivando a las personas, le agrada hacer esto, su intento de atar el cabello se deshizo dejando ver su cabellera rubia alborotarse un poco. Jedé también disfruta de esto, lo digo porque solo escucho como da grandes carcajadas, entonces decido disfrutar de este mini maratón de carrera.

—Ya rápido, rápido —no exige Leah, ella llego más rápido al ascensor.

Jedé y yo entramos a una gran velocidad que ni Flash lo haría, antes de que las puertas se cierren veo como una enfermera intenta alcanzarnos. Tarde, ya se cerraron las puertas metálicas gracias a las insistentes presiones que hacía Leah.

—Pero, ¿Qué hiciste? —le pregunta mi amiga al de ojos plateados.

Apoya un poco sus manos en las rodillas para recuperar aliento. Pero su rostro emana alegría, no desaparece.

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⏰ Última actualización: Sep 11, 2021 ⏰

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