Construir un imperio no es fácil, eso es claro.
Para mí, lo ha sido.
Cuando naces en una familia, que nace, en una familia con dinero—y así sucesivamente por décadas—, las cosas se te facilitan.
Los Dietrich somos personas de porte.
Poseedores de elegancia, belleza, inteligencia, dinero y de un carácter bastante mierda, no me pesa decirlo. Somos personas petulantes, autoritarias, codiciosas y llenas de arrogancia ante los ojos de cualquiera que ose conocernos.
Con un legado de empresas multifacéticas que va desde lo tecnológico hasta lo financiero y son impresionantemente grandes, reconocidas y millonarias. Ubicando sedes en gran parte de nuestro país, Alemania, y también sedes distribuidas en el mundo entero.
Cuando decido tomar directamente el mando de una de las sedes principales de las empresas Dietrich en América, viajo a Estados Unidos a hacerle frente, siendo esta una de las sedes más importantes de la franquicia, llena de los socios más destacados del mundo instalados allí.
Mi familia nunca ha sido conformista ni aunque tengamos tanto dinero como para vivir sin trabajar esta y diez vidas más, y lo cierto, es que yo tampoco.
Queremos más, siempre más, nunca es suficiente.
Somos de las personas que cuando algo se nos mete en la cabeza no hay quien nos haga desistir de la idea, hasta tomarla.
Pero, para mí todo cambia en esa reunión. La reunión donde debo conocer a cada uno de los socios importantes de la sede. Soy el jefe por encima de todos ellos. Aun ellos siendo accionistas, la mayor parte de las empresas sigue siendo de los Dietrich.
Cuando por esa puerta entra aquella mujer totalmente erguida y con la frente en alto, tacones negros de aguja, destilando elegancia en su cuerpo de embrujo, y esos ojos malditos, las cosas empiezan a salirse de control para mí.
Ella me jodió desde el primer momento en que entró por esa puerta.
Ella es perdición.
Ella será mi perdición.
Bienvenido al infierno, donde el pecado está a la vuelta.
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Tentando al demonio [PROXIMAMENTE]
RomanceCarsten Dietrich viene de una familia poderosa. Construir un imperio no es fácil, eso es claro. Para él, lo ha sido. Los Dietrich son personas de porte. Poseedores de elegancia, belleza, inteligencia, dinero y de un carácter bastante mierda. Son p...